Es lunes. Pero el domingo no quedó atrás. Está acá, tan presente, en los huesos, en las ojeras, en esta sonrisa que no se va, no se va, loco. Y se agranda a cada minuto, al leer el clarinetesorete, al ver las caras de los periodistas de la TNs adentro. Pasan las diapositivas del domingo. La levantada tan temprano, cómo cuesta, puta madre. Agarrar la mochila cargada en la noche con las boletas, las carpetas para los fiscales, los desayunos. Él que arma los sanguchitos con pan negro (porque la dieta y el piripipí, aunque después vamos a zafarnos con los alfajores) mientras yo lucho por secar las crines, que hace frío y no es cuestión de salir con el pelo húmedo y después pescarse una peste. Después va a tocarme cebar el mate y untar el pan con mermelada dietética . Es parte del trabajo en equipo, porque dos son un equipo, sepanlónnn. Y después caminar esas cuadras, entre dormidos y contentos, porque esta vez sí, esta vez vamos a laburar sabiendo que nos espera el alegrón de la victoria, aunque a esa altura no tengamos idea de cuán alegrón iba a ser el alegrón. Qué distinto al madrugón de hace dos semanas, cuando íbamos a cuidar los votos que ni en pedo iban a alcanzar, lo sabíamos, pero igual hay que ir, eso y no otra cosa hace un militante, qué joder.
Un día tranquilo el domingo. La fiscalía general de una escuela, para algunos significa como ser jefe de los otros. Para mí es un estar al servicio de los compañeros que tienen que apoyar el culo en esa mesa, diez, doce horas, según lo que lleve el recuento. Mierda que hay que caminar. Conseguir agua para el mate, ir a buscar los almuerzos, cebarles mate o prepararles un café, estar atenta a que se arme alguún quilombito, que por suerte no se arma, a disipar alguna duda de los compañeros fiscales o de las autoridades de mesa, siempre toca algún presidente/a que no tiene la más puta idea. Y al final, sumar toda la escuela, juntar las carpetas y llevar los resultados al comando, llevar las buenas noticias y encontrarse con más. Es una linda tarea la de fiscal general. Sí. Debo acá agradecer y felicitar a mis fiscales que fueron y son leones: Mónica, Guille, Eduardo y Gabriel. Es un orgullo haber trabajado con ellos.
El recuento es una joda. Después de tantas horas en los mismos metros cuadrados una ya se divierte con los fiscales de otras fuerzas (fuerzas es una forma de decir, por supuesto). Los del PRO me aseguraban que no iba a salir contenta ese día. A esa altura ya casi dan pena. Como la vieja esa que - me cuenta Mónica - después de poner el voto en la urna dice "a ver si así se va de una vez, ésta...". Lástima, doña. Nos va a tener que aguantar al menos cuatro largos años más. La pila de boletas azules, sube, sube maravillosamente. Esa pila verde asusta un poco, pero no tanto, estamos en la capital. Nos vamos de la escuelita sin saber todavía cuánto, cuánto tenemos, por favor. Acá, ganamos.
La llegada al comando nos regaló el cominezo de la dicha más increíble. Nos vamos para el Intercontinental. Llega el primer msj de mi hija: dice que cincuenta. ¡Cincuenta! Son pocas mesas, puede bajar, me dicen. Ma qué bajar, pienso yo, pero me callo un poco porque respeto la prudencia que yo no puedo tener.
Piedras y Moreno es una fiesta descomunal. Hay pantalla, va a hablar Ella. Ahí está, nos pide mesura. Saluda a los otros precandidatos, habla de Néstor, abraza a su hija. Afuera, otra vez a moco tendido. La escucho arrobada, como que no me despierten, por favor, este es mi sueño y lo estoy viviendo. Pero estoy bien despierta y es el sueño de muchos, de la mitad del país (y la pesadilla de otros). Cantamos la marchita, saltamos, lloramos, gritamos. Hay viejos peronistas, largos sesentas, que cantan con todo el peso de sus años. Hay un muchachón, ahí atrás, pelo largo, unas cuantas canas, que se restrega los ojos tratando vanamente de secarse esas putas lágrimas. Hay tipos con pibes a cococho. Hay una mujer que dice sí, sí, Cristina, como si estuviera en una celebración evangélica. Y sí, esto es un evangelio, es la "buena noticia" para todos los argentinos: tenemos Cristina para rato.
un relato paso a PASO de lo que viví...y orgulloso de pasar ese día -y otros como ese- con usté, morocha. Y disculpeme que le saque protagonismo, pero ud se fijó ¡¡QUE PRESIDENTA DE PUTA MADRE TENEMOS!!
ResponderEliminarde recontraputamadre!!!
ResponderEliminarPerdón chicos, DE MEGARECONTRAPUTAMADRE!!!
ResponderEliminarSil.
Me hiciste emocionar de nuevo, con paciencia vamos por más, saludos.
ResponderEliminarEstoy como drogada por el 50%. Que no se me vaya nunca, porfi. Besos!
ResponderEliminarJajajajaja, Silvia, sabés que tengo un idiota que siempre deja comentarios pelotudos que occccc-viamente no publico, que me dice que deje la droga del populismo y no sé cuántas boberías más!!! Habría que avisarle que hay más de diez millones de endrogados, no?
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