"El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza." ARTURO JAURETCHE

lunes, 25 de julio de 2011

LA DIGNIDAD

La derrota pesaba en la cara del Chivo. "Espero que sea digno" me dije mientras se acomodaba en el estrado y, una vez más, el Chivo Rossi no me defraudó. De hecho, primero me conmovió, y después me dio un profundo orgullo.

La derrota es una instancia jodida para el militante. Se apelotona en la lengua, empasta la boca, sabe a bacalao podrido. Y uno puede reaccionar ante ella de muchas maneras, no siempre sanas, no siempre honestas. Un militante de verdad abraza la política con el objetivo supremo de mejorar la vida de su Pueblo, entonces la derrota duele porque lo que en verdad duele es no poder transformar esa realidad de la gente que debe, debe estar mejor y nosotros sabemos qué políticas implementar para que eso suceda. A veces pasa que la derrota jode tanto que nos deprime. Otras, sencillamente la negamos y nos colgamos de datos pelotudos para hacernos creer que no está, que podemos seguir como si tal cosa.

La derrota es el sueño que se diluye, el futuro que se escapa, y hay que tener unos cojones así de grandes para aceptarla con dignidad, con esa dignidad apesadumbrada pero sólida que se veía en el gesto denso y fatigado, en la voz apagada, en la mirada brumosa de Agustín Rossi. Hay que tener unos cojones así, digo, para pararse ante los muchachos y decirles "perdí, trabajé para un resultado mejor, pero perdí". Hay que ser un hombre profundamente convencido de lo que es lo correcto para dar un discurso absolutamente político en estos días en que parece haber llegado la era de la boludez, cuando en otro bunker alguien festejaba su irrupción antojadiza en la provincia como quien se recibió de perito mercantil, con "lo vago, la negra, el oreja". Faltaba el huevo y la harina.

No me hubiera gustado estar en los zapatos de ese hombre anoche, no. Pero ese hombre, desde sus zapatos, hizo lo que un peronista de verdad hace: SE HIZO CARGO. Sin vueltas, sin disimulos, sin excusas. Se hizo cargo de la derrota, habló de la política como herramienta de construcción colectiva pero se puso al hombro la mochila de la derrota. Y por si esto fuera poco, se sonó los mocos, se calzó las botas, y se dispuso a seguir en la pelea. Un soldado. Un hombre para mostrar a nuestros hijos, a los pibes que recién empiezan, a los que por ahí se creen que porque llegaron a la política en un momento de efervescencia y de éxito todo el tiempo va a ser así. Un hombre para que se avergüencen un poco los otros, los que se cuelgan de cualquier oficialismo y huyen como ratas ante el primer revés.

Esto, que queremos enseñar a nuestros pibes y que hoy encarna el Chivo, se llama DIGNIDAD.

He dicho



lunes, 18 de julio de 2011

EN VIVO Y EN DIRECTO LA APASIONANTE VIDA DE LA VACA

Parece que el tierno animalito es el bicho más famoso del orbe. A fin de cuentas, nos da la leche, de la cual sale el queso, la crema, el dulce de leche y no sé cuántas cosas más que engordan como la puta madre, y si no engordan no tienen gusto a nada.


Debe ser eso, digo, mientras miro embelesada cómo la vaca me mira en vivo y en directo desde la Rural, por las cámaras del maldito multimedios que supimos conseguir, y la vaca come, mira a la cámara, capazmente caga y la cámara no la toma, y capazmente duerma y la cámara por suerte también.


Debe ser eso, digo, y pienso que, en fin, somos el granero del mundo, y acá hemos sabido tirar manteca al techo y llevarnos la vaca (antes de que saliera en cámaras) a las uropas, y que la Argentina tiene forma de bife de chorizo (cuando era chica pensaba que el bife de chorizo era sencillamente un chorizo aplastado y hecho a la plancha), y que no ahorre sangre de gauchos que eso... no eso no.


Debe ser eso, y que cuando no haya más alimentos nosotros vamos a ser los salvadores de la tierra porque todos los países van a mirar al culo del mundo (oséase acá) porque este país es un vergel en el que se te cae un botón al suelo y sale una planta de trajecitos sastre.


Debe ser eso, que Argentina vive del campo y que el campo es el sector que más aporta a la renta nacional, sí, debe ser eso, debe ser eso.


Debe ser eso, que nuestro destino es vender vaquitas y soja, y comprar absolutamente todo lo demás, hasta las cucharitas, como en tiempos anteriores a Perón, cuando las cucharitas eran inglesas, según me contaba mi viejo.


Y debe ser eso lo que debemos enseñarles a nuestros pibes, que lo más importante que tenemos son las vacas como esa que sale en la tele y que ya te voy a llevar a ver a la Rural ahora en las vacaciones, que hasta por ahí tenemos suerte y algún periodista te engancha para hacerte proguntas pelotudas del tipo ¿y vos qué venís a hacer acá? y salís en la tele igualito que la vaca.


Debe ser eso, porque si no, no me explico cómo carajos es que en el maldito multimedios hablan tanto de la Rural y en la versión digital del pasquín NO mencionan Tecnópolis entre las 30 salidas para hacer con los pibes en vacaciones y TAMPOCO informan que hay micros gratis desde diversos puntos de la capital y el GBA.


Por suerte en Canal 11, canal 9 y canal 7 hicieron buenos informes sobre Tecnópolis, que si no, los que no tenemos cable estamos fritos. Como una milanesa de vaca.


He dicho

viernes, 15 de julio de 2011

POR QUÉ SERÁ...

Comparto esto que escribió mi amigo Oscar Canabal...




Por qué será.

Es lo que me pregunto.


Por qué será que me importa el resultado de una elección si a mí no me afecta para nada.


Por qué será que me importa el estado de los hospitales públicos si yo no los uso, tengo Osde 410. Y los que tengan que usarlos que se jodan, que hagan cola para que los atiendan. Si además los que usan los hospitales son paraguayos, bolivianos, de Avellaneda, de Morón, gente de la provincia, que para muchos de los que vivimos en la Capital son lo mismo que los paraguayos, los bolivianos y que ni siquiera pagan impuestos en la ciudad.


Por qué será que importan las escuelas si no tengo hijos y debería ver toda inversión en educación como un gasto inútil. Inclusive los subsidios que dan todos los gobiernos a las escuelas privadas. Que los que mandan a sus hijos a esas escuelas que paguen fortunas, total a mí qué me importa. Y si no pueden pagarlas que manden a sus hijos a la escuela púbica y se mueran de frío, total, a mí qué me impota.


Por qué será que me importa el estado del tránsito, ando en una moto BMW y a los embotellamientos los paso por el costado, con mucho estilo claro está, y los pozos no me importan, la moto es todo terreno. Y los que andan en bondi que se caguen, y los que andan en auto lo mismo. Que se jodan, que lo dejen en la casa y que viajen como puedan, en los 40km de subte nuevos o a pie. Total a mí qué me importa. Además la mayoría de los que vienen en auto a la Capital son de la Provincia, y me pregunto, ¿no deberían pagar un canon para usar nuestras calles que ellos rompen? Si tienen plata para pagarse un auto nuevo tendrán plata para pagar un peaje por usar las calles de la Capital. No sé, una idea nomás. Porque nosotros acá en la capital pagamos nuestros impuestos para usar las cosas que son nuestras.


Por qué será que me importa que el acceso a los bienes culturales sea para todos si cuantos más brutos haya a mí me conviene. Son más fáciles de "llevar", que sigan en el pan y circo y que no jodan. Para qué avivarlos, para que después reclamen? No, que sigan ahí, que coman y beban y tengan mucho miedo. Y consuman lo que se les vende, que para eso tengo una agencia de publicidad.


Por qué será que me importa ser coherente si la la mayoría no lo es. Alaban la libertad de un peruano como Vargas Llosa a decir lo que le plazca y censuran a un argentino como Fito Paéz a ejercer la misma libertad. Además el peruano ni siquiera vive acá. Qué tiene que venir a hablar acá.


Por qué será que me importa que los medios digan la verdad si mis opiniones me las formo solito, leo todos los días el Washington Post, el New York Times, el Guardian, Le Figaro, Le Monde, El País y el Corriere della Sera, todo por internet y cómodamente en mi casa. Que al resto los opinen como quieran, si yo estudié inglés, francés, portugués y me rompí el lomo para aprender, que hagan lo mismo que yo o que se jodan. Total si a mí no van a influir así nomás. Total, para saber lo que pasa acá veo la BBC o TV5 que sí son medios serios. Por eso tengo cable.


Por qué será que me importa lo que se haga con la basura, si como dije yo no tengo hijos y si se jode el medio ambiente por no reciclar a mí no me cambia la vida. Cuando esté todo realmente jodido yo no voy a estar en este mundo.


Por qué será que me importa que todos los que vivan en esta ciudad tengan una vivienda digna si yo tengo mi propia casa y por cierto es muy grande para dos personas y está en pleno centro y cada año que pasa vale más y más. Si los demás no tienen nada será porque no la yugaron como yo. Será porque acá, dicen, nadie quiere trabajar.


Por qué será que me importa que se juzguen a los genocidas y a sus cómplices si a mí, ni a nadie de mi familia, nos tocaron un solo pelo. Si a los que se metieron en política los masacraron que se jodan, quién los mandó a meterse, y si los familiares ahora andan reclamando los hubieran cuidado antes, que ahora no lloren.


Por qué será que me importa a quién se elija si la política no sirve para nada, los gobiernos no tienen nada que ver con la economía, es puro viento de cola y de última para eso tengo pasaporte europeo y viví en Francia cuatro años (Francia nunca se va a ir al cuerno como Grecia y España) Si se va todo al demonio acá me rajo y listo.


Por qué será que me importan todas estas giladas si yo vivo fenómeno?


Será porque crecí en un hogar de laburantes y no reniego de mi clase.


Será porque estudié en la escuela pública, en la universidad pública y me siento en deuda con el país.


Será porque me jode la injusticia.


Será porque mis viejos son inmigrantes y sé lo que es la discriminación.


Será porque viví casi 9 años en Europa y vi lo que es el desprecio hacia el que no pertenece.


Será porque creo que además de trabajar muy seriamente y de formarme siempre considero que tuve mucha suerte, y que la suerte no es pareja para todos.


Será porque me duele la injusticia.


Será porque no creo que el victimismo sea el camino.


Será porque no me da lo mismo que ganen los que hacen un culto de la liviandad y del desprecio al diferente.


Será porque creo que a los tibios los vomita Dios y que los hipócritas que odian todo lo que huela a igualdad arden, hoy, en sus propios infiernos, y ahí se retuercen impotentes, festejando batallitas de una guerra que a la larga jamás van a ganar.


Será.

jueves, 14 de julio de 2011

YAS TÁ...

Yas tá, ya pasó, sana sana culito de rana, decía mi madre (en realidad decía colita pero a mí me gusta más culito) cada una de las muchisísimas veces que yo aparecía llorando con un bruto raspón en la rodilla, porque me había hecho bosta contra el suelo, sea porque ese árbol estúpido no me había sostenido o los patines de rueditas anaranjadas habían sido ineficaces. Y me mandaba el merthiolate y soplaba, soplaba. Laputaqueloparió con el merthiolate.

Una sensación parecida tengo desde la derrota del domingo. Algunas cosas aprendí desde aquellos -no tan lejanos, che- años de mi infancia. En principio que sí, hay que llorar, hay que berrear. Un poco. Los segundos necesarios para entender que no es que el árbol no te sostuvo, si no que metiste la pata mal.

El domingo, después del bajón de ir viendo, uno a uno, todos los sobres de mi mesa, después de la maldita planilla, después de que el 47 y la charrasca me golpeara la cabeza, después de la primera pasada por el NH, la pasada por el comando de la comuna, otra vez al NH para ser una de los diez o quince militantes que vimos salir al candidato y lo aplaudimos, después de todo eso, digo, que fue la berreada, la puteada, la incomprensión, me soné los mocos y encaré la botellita de merthiolate.

A prosópito no entré en las redes sociales. Supuse que iba a ser una gran puteada general. Occcvio. La primera reacción. Está bien. Es lo que uno hace cuando se da un porrazo. Tonce, era previsible que hasta se saliera a hablar pestes del famoso "electorado porteño", una entelequia que no llegamos a comprender en su compleja totalidad.


Al otro día empecé a leer a los compañeros, y encontré algunos escritos como el de Mendieta y el de El Marquesito, que echaban algo de luz sobre el asunto, entre tantos otros que también lo hicieron.


Es legítimo y hasta saludable cuestionar la voluntad popular, siempre y cuando se haga para intentar comprenderla, para asirla, y -sobre todo- para preguntarnos por qué no nos eligió, qué estamos haciendo mal, qué error estamos cometiendo, sea en la comunicación, en la logística de campaña, en el discurso y su llegada a "la gente". Qué es lo que no entendimos. Autocrítica que le dicen.

Según mi escaso entender, desde hace muchos años ya, cambió sustancialmente la sociedad argentina y -sobre todo- su forma de dejarse convencer. Y esto incluye las propuestas políticas y por supuesto también a los candidatos. El que hizo punta en una nueva forma fue, sin dudas, don Raúl Ricardo, inaugurando la era de las campañas manejadas por publicistas, en la que un candidato se vende cual gaseosa. No digo que es lo mejor, digo que es lo que hay. Y digo que es lo que resulta, sobre todo cuando no hay una gestión contundente para mostrar. Macri lo llevó al paroxismo. Y le resultó. Como a De Narváez el alica-alicate.

Nosotros, tal vez por un exceso de convicción en cuanto a que lo que pensamos, decimos y hacemos puede comunicarse eficazmente de manera tradicional, nos quedamos ahí. No digo que debiéramos haber repartido globitos ni poner a Filmus a decir boludeces o a bailar como un espástico, no. Digo que evidentemente debiéramos haber sido un poco más modernos y más direccionados en la comunicación.

Otra cosita que me parece es que no era muy eficaz esto de pegarse tanto con la Nación. Lo decía yo a algunos compañeros cuando empezó a hacerse evidente que Cristina tiene una alta intención de voto en la capital, y que Macri también. Nunca me resultó descabellada esa idea. La "gente" de la capi opera de esa manera. Se cree que reparte poder, y eso no está del todo mal. La "gente" está bien con Cristina, ve que las cosas andan mejor, pero no quiere un delegado del gobierno nacional. Y Filmus parecía un delegado. Al menos el discurso trasuntaba eso.

Mi amigo Oscar Canabal, brillante publicista, lo expresa de esta manera: "Los porteños tienen, como todos los electorados, características particulares, y Filmus no tiene esas características. A eso sumale una estrategia de comunicación pésima. Y en consonancia con esa estrategia la campaña publicitaria fue realmente mala. Es de locos decirle a un distrito que pretende ser "independiente" como éste, decirle que te vas a pegar 100% al Gobierno Nacional. Y eso es lo que hizo el FPV. Muchas veces ser tan obsecuente juega en contra". Sigue diciendo mi amigo Oscar: "Por eso, no hay que enojarse con la gente, un candidato se empaqueta y se vende como se vende una Coca-Cola, ahora vos podés vender cualquier cosa, también le hacen publicidad al Glifosato y es veneno puro". Macri. En fin...

Hasta acá, parte del merthiolate, debería haber más. Pero después, nomás. Ahora hay que ponerse los patines de ruedita anaranjada de nuevo y salir a jugar, siempre hay una veredita que no exploramos, que no transitamos. Ahora queda la segunda vuelta. Los números no dan, no dan. Estamos más bien en el horno, si pensamos que el 3% que votó a la cejuda seguramente va a votar al niño Maurizio. Con eso le alcanza.

La única posibilidad, creo humildemente, es salir a buscar el voto de ese casi 30% que el domingo se quedó en su casa. Salir a conquistar esas voluntades. No digo enamorarlos, al menos atraerlos. Es el último resquicio por donde puede colarse la probabilidad de revertir el resultado del último domingo. Y si no lo logramos, el señor ese de la foto va a ser otra vez jefe de desgobierno de nuestra amada y odiada ciudad.

Vamos a ir a la segunda vuelta. No sólo porque lo dice la ley. Vamos a ir porque tenemos orgullo, porque tenemos dignidad. Porque nuestros hijos tienen que saber que vamos a dar la pelea, eso es lo que tenemos que enseñarles, que soldado que huye no es soldado, es desertor. Y que si hay que morir, debe ser con las botas puestas.

He dicho.

miércoles, 6 de julio de 2011

YO QUIERO UN CUERVO DE JEFE DE GOBIERNO

Cuerva y peronista. Así me hizo mi viejo. Debo decir, en rigor de verdad, que ambas condiciones me han traído más decepciones que alegrías en mis casi 45 años... pero cuando han traido alegría... ¡que fiesta, mi diossss!


Ayer estuve en la manifestación azulgrana frente a la legislatura porteña por la restitución histórica del predio que ocupara el viejo y querido Gasómetro, hasta que las garras infames de la dictadura hundieron su mugre y el intendente de facto Cacciatore (el mejor intendente, según el preclaro niño Maurizio) nos afanó literalmente nuestra cancha, saqueo que fue completado en el 85, cuando el Concejo Deliberante cambió la zonificación para permitir el aterrizaje de Carrefour.



La historia es conocida pero no es el punto central de mi posteo. Andaba yo con mi piojita enardecida de fervor sanlorencista (también en esto cumplí, viejo), saltando con Vicentico y el cantante de La mosca, que nunca me acuerdo cómo corrrcho se llama, gritando como desaforadas las dos, pura sangre popular, sangre azul y roja, los muchachos de la Butteler, las mujeres con los pibitos en brazos, todos alborotados, reclamando justicia, emocionándonos con las palabras de Scotta, viéndolo a Rendo, recordando al Nano Arean, silbando contundentemente cuando en la pantalla gigante aparecía la foto de la junta militar, volviendo a silbar cuando aparecía en la misma pantalla el border que tenemos por jefe de gobierno, balbuceando infructuosamente algunas palabras inconexas para no comprometerse a nada, aplaudiendo cuando aparecía Filmus, conocido hincha del Ciclón, empeñándose en devolver el predio a sus legítimos dueños.



La hinchada de San Lorenzo tiene algunas cosas claras, me dije. Tal vez porque el Ciclón es el club que une a varios barrios (Boedo, Pompeya, parte de Parque Patricios, Soldati, Lugano, Bajo Flores) de reconocida impronta peronista, barrios que sufrieron la golpiza de la dictadura en su propia carne. Y encima el afano del Gasómetro. De ahí el odio visceral a la dictadura. Al niño Maurizio sencillamente no lo bancan por ser el dueño de Boca, y por atorrante, y por mentiroso, y por deberles las viviendas, y porque tiene las escuelas hechas mierda, y porque los hospitales están para el culo, y porque en el Borda los internos se cagan muriendo de frío, y porque reivindica a Cacciatore, y porque los mandó a apalear en el Indoamericano, y una larguísima lista de porqués.



El domingo, tenemos oportunidad de revertir la historia de nuestra ciudad. Yo, por peronista, quiero que el Proyecto Nacional llegue con sus brazos reparadores a esta ciudad que amo. Y por cuerva recalcitrante, quiero que mi próximo jefe de gobierno sea cuervo. Alegría y justicia para el Pueblo.



He dicho

ESTE BLOG ESTA ORGULLOSO DE SER PARTE DE LA MIERDA OFICIALISTA