"El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza." ARTURO JAURETCHE

lunes, 31 de enero de 2011

¡¡¡QUÉ BALCÓN, MAMMA MÍA!!!

Esas cosas que nos regalan los nuevos tiempos que florecen la Patria. Aquel mítico balcón, el símbolo incuestionable de los mejores días del morochaje, aunque tenga algunas manchas como el si quieren venir que vengan y el felices pascuas son héroes de Malvinas, hoy volvió a vestirse de fiesta.

Fueron apenas unos minutos. Tanto ovario ahí arriba, puta madre. Cuatro mujeres tan grandes que el único lugar que les cabe es el balcón. Cristina, Dilma, Estela, Hebe... jamás pensé que algo así era posible. ¿Quién lo hubiera imaginado hace unos años?

Ese balcón, hoy, por unos imprevistos minutos, habló de Revolución. Sin altisonancias, sin aspavientos. Una revolución así como la sabemos hacer los peronistas, cambiando el mundo en la cosa cotidiana, en el día a día, una jubilación, un asado, una net, un trabajo, un acuerdo sobre bioenergía, un puente internacional, una declaración sobre igualdad de género, unos reactores, esas cosas.

Ese balcón habló de Revolución. Y la Revolución lleva polleras.

He dicho


viernes, 28 de enero de 2011

CARRIÓ PRESIDENTA



EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE... COMO SE TUTARON, ¿¿EH?? Ya tá, ya pasó, sana sana colita de rana... jajajaja

Ahora que ya superaron el preinfarto (espero) paso a aclarar: resulta que el otro día, buscando las imágenes contundentes que probaran mi teoría acerca del odio anaranjado que desarrollé en el posteo de la milanesa, encontré un dato que se me había escapado, allá por finales de octubre del 2007, ocupada como estaba en festejar el triunfo popular.

Parece ser que la Biblita ganó. Ja. ¿Dónde? OCCCCCCC-VIO, en Estados Unidos.

"WASHINGTON.- En Estados Unidos, al menos, ganó Elisa Carrió, según los primeros datos de las mesas electorales abiertas en los consulados generales en esta capital, Atlanta, Chicago y Houston, aunque al cierre de esta edición restaban computarse los sufragios vertidos en Nueva York, Los Angeles y Miami, los distritos con más cantidad de residentes argentinos. La senadora Cristina Kirchner quedó relegada al tercer lugar en este primer recuento provisional, con el ex ministro Roberto Lavagna ubicado segundo. En tanto, cuarto y quinto se ubicaron Ricardo López Murphy y Alberto Rodríguez Saá.

En Washington, Carrió fue la única candidata que hizo campaña este año
, con una conferencia en el Interamerican Dialogue. Obtuvo 132 de los 304 votos emitidos, seguida de Lavagna (51), López Murphy (42), quien había ganado en la presidencial de 2003, Fernández de Kirchner (41), y Rodríguez Saá (12).
(...)Carrió también se alzó con el triunfo en Atlanta, pero Lavagna ganó en Houston, mientras que Kirchner empató con la líder de la Coalición Cívica en Chicago, con 10 votos cada una".
Diario La NaZión
Lunes 29 de octubre de 2007
Pág 23, Política

Interesante, ¿no?

Sospecho que cuando supo de los ciento y la charrasca de votos que cosechó entre los residentes argentinos en yanquilandia, la Biblita habrá pensado, como Rodríguez Saa con la mesa de Necochea, que ya era primera mandataria, y habrá llamado a alguna modista para que agrande la banda presidencial, y por eso salió a denunciar fraude cuando le aparecieron los cuatro millones de votos de diferencia.

Bueno, sí, me la agarré con Biblita... ¿y qué?

He dicho

jueves, 27 de enero de 2011

NUNCA MENOS


No quería escucharlo, no quería. Hace unos días está dando vueltas el video. No quería. No quería la tristeza, la nostalgia, el dolor otra vez mordiéndome el pecho sin un mínimo de piedad. No quería que me volviera ese día, la sorpresa, la desazón, el salir corriendo a casa de mi compañero buscando refugio y consuelo y comprender, con su llanto en mi hombro, que el sostén debía ser mutuo, no hay espacio para quedarse en la debilidad propia. No quería los ojazos de mi hija intentando quitarme la pena vanamente, no, no es eso lo que corresponde, los padres debemos sostener a nuestros hijos, no al revés. No quería este temblor de piernas, como aquel después de doce horas de cola que acabaron en un desmayo inoportuno, los compañeros abriendo un camino entre la muchedumbre apiñada entre la que no circulaba el oxígeno pero pude salir yo, la botellita de sevenap que me llegó no sé de dónde, cosas que pasan cuando estás entre el morochaje, que si me llegaba a desmayar en barrio norte seguro pensaban que estaba drogada. No quería llorar de nuevo no.


Pero fui, hice click en el enlace, y ahora que ya lo vi, después de llorar como una pelotuda, en medio de las lágrimas me nace la sonrisa, el orgullo, la tranquilidad de saber que el tipo atravesó mi vida, me devolvió los ímpetus de juventud, las ansias de Justicia, la esperanza. La esperanza. Y, sobre todo, que no lo hizo sólo conmigo, sino con millones de tipos y tipas que hemos vuelto a las andadas, para que nunca menos.


Y que acá estamos, de pie junto a Cristina, hasta la Victoria.


He dicho



martes, 25 de enero de 2011

LAS PROFECÍAS NO SE CUMPLIERON... ¿SE CUMPLIRÁN LAS PROMESAS?

" No compito más por la presidencia de la Nación. Mi vocación nunca fue ni mi persona ni los cargos. Y la prueba de eso es que la única que no tienen ningún cargo soy yo. Ahora soy una desocupada"

Biblita Carrió
Declaraciones a la prensa
29/10/2007
Che... que feíto andar mintiéndole así a la gente, ¿no? Digo, que sé yo...

viernes, 21 de enero de 2011

LA VERDAD DE LA MILANESA


Voy a hablar de Carrió. Y de la milanesa. No de la que se comió, que deben ser unas cuantas, aunque algo tenga que ver con este posteo. Hablo de la verdad de la milanesa respecto del profundo, visceral, desmedido, intenso, inagotable odio que la Doctora sin tesis Elisa María Avelina Carrió siente por nuestra Compañera Presidenta.


Cualquier caído del catre podría pensar que tal odio tiene que ver con cuestiones principistas, morales, incluso ideológicas. Cuaccccc!!! Error. La verdadera razón de esta animadversión enfermiza de la insigne chupacirios chaqueña (ay... con lo que yo amo el Chaco, esto es imperdonable) tiene su base en algo que debería preocuparla, ya que se trata de uno de los pecados capitales: la ENVIDIA.


El mismo caído del catre del párrafo anterior podría pensar que es lógico, que Biblita tiene muchas cosas para envidiar a Cristina. Para empezar, el hecho de Cristina esté sentada en el sillón presidencial y ella deba conformarse con una banca de diputada, bastante menos amplia que el sillón, un gran problema para su culo. Para seguir, y partiendo de la base de que las dos son abogadas, vienen de una provincia, hicieron su carrera en universidades de provincia, las dos se casaron (una construyó una familia sólida y unida que la acompaña a toda hora y la otra no le dio bola a sus hijos por la política, al punto de dejarlos en el Chaco con su padre), las dos fueron legisladoras (aunque en diferentes cámaras) y las dos son animales políticos, podría pensarse que la envidia puede surgir al ver el camino recorrido, los logros alcanzados, los sueños cumplidos.


Pero no. La cuestión central es muy pero muy chiquita. Y tiene que ver con la condición femenina.


Aclaremos algo: las mujeres somos bichos jodidos por naturaleza, sobre todo con las demás mujeres. Extendemos un manto de piedad ante un hombre desprolijo, con algún rollo, despeinado, medio pelotudo o algo así. Pero somos implacables con las demás mujeres, siempre posible competencia, sea para gustarle a un macho, o para conseguir un ascenso en la oficina. A las mujeres nos gusta sentirnos la mujer más linda, por más pensamiento profundo, intelectualidad o talento que tengamos. Aunque no seamos una Angelina Jolie, aunque no lleguemos a las suelas de una Rita Hayworth, queremos sentirnos la mina más linda de la cuadra.


Por eso criticamos despiadadamente a la chirusa esa de enfrente, sea porque le chinga el ruedo, o porque camina como la mona, o porque es una rubia tarada o una colorada histérica, o porque se pinta para el orto, o porque habla como un carlitos, o porque se viste como una pendeja o como una jovata, da igual. El tema es hacerla mierda. Sobre todo a la vista de los hombres. Y ni que hablar del nuestro, no sea cosa.

Aclarado el punto, vayamos a la cuestión central. Vuelva el lector hacia arriba y vea de nuevo la foto que ilustra este posteo. Si no quiere tomarse ese trabajo, vea esta otra:



Ambas fotos fueron tomadas el 28 de octubre de 2007, el día de las elecciones, cuando Cristina casi duplicó los votos de Carrio. Pero no son los cuatro millones de votos los que enervan a Biblita. NO. Mire el lector esta otra foto, tomada el mismo día:


Ajá. Esa es la cuestión. El saquito. Para la misma ocasión, ambas eligieron prácticamente el mismo modelito: grandes flores rojas sobre fondo blanco. La diferencia, claro está, es que a Cristina le quedaba di-vi-no, y a la Carrió, efectivamente, le quedaba para el orto.
Mi teoría es que, al ver las fotos en los diarios al día siguiente, la gorda habrá pensado "aparte de afanarme cuatro millones de votos, ¡cómo puede ser tan linda esta hija de puta!... y encima ese estampado le queda mucho mejor que a mi!!!.
Y ahí le dio una embolia cerebral. Y desde entonces, se dedicó a desparramar su bilis purulienta a troche y moche. Sólo por el saquito.
He dicho




"

miércoles, 19 de enero de 2011

SIESTA DE VERANO



Tarde de lluvia porteña. El letargo veraniego se impone, dan ganas de una siesta, cucharita y esas cosas, pero una tiene que hacer guardia en el laburo. Ni el loro por acá. En el laburo, digo. Nadie vino a la oficina, apenas un par de llamados y la tele que no anda, ni radio, ni un carajo. Sólo el pibe del carrito que me vende un café horrible y por suerte una salidita de unas cuadras a comprar tabaco con mi compañero, que por unos momentos me hace olvidar estos dolores de panza tan femeninos ylaputaqueloparió.

Cuando yo era chica la Señora González nos hacía dormir la siesta sobre las mesitas de la guardería. Un espanto, toda dura quedabas. Jamás pude pegar un ojo. Horas perdidas de mi más tierna infancia.

Imposible no dormir cuando vivía en el Chaco: no quedaba otra. Las calles de Resistencia quedaban absolutamente desiertas después del mediodía, todos cediendo a tan sana, necesaria y reconfortante inactividad, y yo pensaba "mientras nosotros dormimos la siesta, en Buenos Aires hay un montón de gente cagándonos". Era el principio de la segunda década infame y el ñato que nos cagaba en Buenos Aires había traicionado también la costumbre echarse una dormidita después del almuerzo (y no lo nombro para no tener que tocarme una teta, que queda tan feo). Siempre me pregunto cuántas de las cochinadas de aquella época se habrán pergueñado en esas dos horitas en que tanta gente duerme en esta bendita Patria.


Las cosas cambiaron ahora. Ya no duermo la siesta todos los días porque los horarios porteños son lo que son, a contramano del resto del país. A veces, algún sábado, algún domingo, el cuerpo sabio decide tirarse un ratito, si no se puede dormir, al menos a hacer fiaca, o a entregarse a unos mimoseos.

Lo bueno es que, si yo pudiera echarme una siestita ahora mismo, lo haría tranquila, porque en Qatar hay alguien trabajando para hacer más grande el país de todos






He dicho.

sábado, 8 de enero de 2011

PARA LOS PITUCOS UN GIL, PARA NOSOTROS TAN GAUCHITO...


Ya publiqué esto, hace dos años. Poquísimos seguidores tenía en ese entonces y seguramente muy pocos lo habrán leído. Es la excusa que encontré para publicarlo de nuevo hoy, que es 8 de enero, su día, mientras me tomo un vino patero y me fumo un pucho en su honor, como corresponde

EL GAUCHITO GIL, UN SANTITO PERONISTA

Será q
ue para llegar al santuario tengo que cruzar todo el barrio de mi infancia: el club donde aprendí a nadar, el hospital donde nací, la placita donde jugaba al salir de la escuela, la esquina del martonero, la iglesia a la que iba con mi nona a rezar los quince sábados, la plaza con mi calesita preferida, que ahora homenajea a Homero Manzi. Será que a la vuelta vengo medio mareada, mitad por el medio litro de tinto que me tomé al rayo del sol, un 8 de enero a la una de la tarde hora peronista y esa mezcla rara de olores y temperaturas: los vinos destapados, las velas rojas, los cigarros encendidos, la transpiración de los morochos con sus panzas al aire, el perfume barato de las mujeres –algunas de las cuales disimulan su morochez gracias a la tintura hecha en casa, que ni de peluquería, como las rubias de barrio norte que tampoco son rubias porque después de los 30 ninguna es rubia, sépanlo, salvo las nórdicas o germanas, y por estos lares no hay demasiadas-. A todo este emboyeré se suma el chamamecito bien maceta que sirve de música de fondo a los rezos de los promeseros y el humo que llega desde la calle, plagada de puestitos de choripán, vacío, pollo, empanadas fritas, chipacito y sopa paraguaya.

Por lo que sea, hoy tengo ganas de escribir sobre el Gauchito Gil.


Conocí la historia en los maravillosos y duros años que viví e
n el nordeste, que me dejaron un montón de cosas en la cabeza y el corazón, y una hija solidaria y correntina.

Se cuenta que Antonio Mamerto Gil era uno de estos gauchos bandoleros, tipo Mate Cosido o los hermanos Velázquez, que afanaba a los ricos y r
epartía el botín entre el pobrerío. Ya desde ahí cae simpático el tipo. Que fue desertor en la “guerra” entre celestes y colorados, a mediados del siglo XIX. Que lo agarraron y lo condenaron a muerte. Que como la gente lo quería y se lo tenía por buen hombre, se juntaron 20 firmas de “notables” para pedir su perdón. Que el perdón llegó tarde, pero él, antes de que lo colgaran, le avisó a su verdugo que su hijo estaba enfermo y que como estaba derramando sangre inocente le iba a tener que pedir a él que intercediera ante Dios para que el gurí se cure. Que el sargento, efectivamente, cuando llegó a su hogar encontró a su hijo muy enfermo, y que le pidió al Gauchito, y se convirtió en su primer devoto. Que puso una cruz y un par de tacuaras con cintas rojas allí donde lo habían matado – porque el gauchito era federal (y sigue cayéndome bien).

Hay una versión más que habla de la decisión
del dueño de las tierras en las que se encontraba el santuario, de trasladar el cuerpo del gauchito al cementerio local, molesto por la incesante llegada de miles de promeseros, y del posterior derrumbe económico y familiar que sufrió este hombre, que se revirtió cuando volvió a asentar el santuario en su lugar original.

Son muchas, miles las historias de milagros que realizó el gauchito. Dicen que al morir prometió que su sangre inocente iba a volver en milagros p
ara su Pueblo.

Y es el Pueblo quien se arrima a los altares, con su fe sencilla, profana, e
l que prende su velita, deja su vino o su vestido de novia, una trenza, un paquete de puchos, el título, una chapa de auto, una carta o un poco de plata. No hay especulación. Se pide, se promete, se agradece. Y cualquiera que llega puede tomar de allí lo que necesita y en otro momento devolverlo. Porque además, está eso, la solidaridad. Por eso también me cae simpático. Y porque es un santito colectivo: sus altares no están en las casas o en las iglesias, sino en la calle, a la vera de los caminos, en las veredas. Se reparte. Y eso es bien peronista. Nadie lo administra. No hay un Papa, un Rabino, un Monje, un nada que diga cómo y cuándo se debe honrarlo. Y la iglesia católica no lo va a beatificar nunca, por gaucho retobado.

No va a faltar el positivista que despedace mi relato por su falta de rigor científico. Ese mismo positivista concluirá conmigo en que no hay ciencia que pueda contra la fe. Y, permítanme, a mí la fe de un Pueblo en un gaucho retobado
, me conmueve. Me conmueve el hombre que se puso su mejor traje de gaucho, bombacha plisada y camisa rojas, ristra de monedas relucientes a la cintura, facón plateado en la espalda, botas prolijamente lustradas. Y la muchacha con su remera colorada, y la panza alunada de una señora, casi a punto de parir, que besa la imagen del santito y traslada el beso a su vientre florido. Y el muchacho, músculos negros, tan machazo él, arrodillado en medio del gentío, arrodillado como no debe arrodillarse en ninguna otra ocasión. Y los gurises correteando, empanada en mano, tranquilos y seguros, porque allí no hay daño posible. La vieja del quiosquito de enfrente, que me vendió el vino y me indicó por dónde andaban pasando los colectivos para volver de Ing. Budge al centro, y me despide diciendo que el gauchito me bendiga. Y hasta el colectivero del 32, que hoy tiene más laburo que nunca, y nos lleva con una sonrisa y su cinta roja colgada en el parabrisas.

Por eso, cuando vayan por los caminos de la Patria y vean a los costados de las rutas una pequeña estatua de un gaucho con una cruz detrás, rodeada de banderas, flores y estandartes rojos, sepan que es el santuario del gauchito, y aminoren su marcha, toquen bocina o hagan un gesto. Si no creen en el Gauchito, que sea en honor al Pueblo que cree en él.

Oración al Gauchito Antonio Gil
OH! Gauchito Gil
Te pido humildemente
Se cumpla por intermedio
Ante Dios, el milagro que te pido:
Y te prometo que cumpliré
Mi promesa y ante Dios
Te haré ver,
Y te brindaré mi fiel agradecimiento
Y demostración de Fe
En Dios y en vos Gauchito Gil
Amén


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