
Volvió al mediodía medio enculada porque no pudo leer su discurso en el acto de la Noche de los Lápices. No pudo porque se suponía que debía ir como representante de su cole al acto del Pellegrini al que tampoco fue por desencuentros con los otros miembros de su centro de estudiantes. Y, a la final, el que hizo el discurso fue el presidente del centro, un boludito PRo al que le importa un pito la Noche de los Lápices, que le saca canas verdes y que después del acto quería hablar sobre la fiesta de la primavera, el desubicadito.
Regresó a su escuela a la tarde, para otro acto. Me mandó msj, no sé si con el celu nuevo o el viejo. Tampoco pudo leer su discurso pero estaba contenta porque lo de la tarde fue muy bueno, hablaron tres ex alumnos y tres delegadas, pasaron videos y fotos. Otra cosa.
Mi hija es una adolescente como tantas otras. Y distinta a tanta/os otra/os. Milita en su centro de estudiantes y a veces siente que lo hace al pedo porque a muchos de sus compañeros todo les chupa un huevo. Pero sigue porque cree que eso debe hacer.
Yo la veo, a veces con angustia, otras malhumorada, otras chocha como la gallinita. La piba transita su adolescencia con las idas y venidas propias de su edad. Va a los recitales, a la casa de su amiga, visita a su abuela. Una piba normal, como aquellos pibes de La Plata, como tantos pibes que pusieron el cuero. Una piba que puede meterse en política con tranquilidad, porque en esta Patria que le estamos construyendo ahora hay Justicia, gracias a un flaco que cuando llegó a presidente barrió con la impunidad.
En la tele pasan, desordenadas, las imágenes. Miles de pibes haciendo la cola para ver a Riqui Martin. Adolescentes despreocupadas, exultantes, con fotitos del ídolo, muñequeras, gorro bandera y vincha. Y está bien, qué joder. Está bien que esas chicas puedan elegir ir a un recital. La tele muestra otros miles de pibes marchando a la Plaza, por la memoria la verdad y la justicia, que puede parecer una consigna repetida pero no deja de ser cierta cuando se siente de verdad.
Pienso en mi piba, que empieza a juntarse y arremangarse por su país, y en aquellos pibes. Ella también los piensa. Está feliz porque empezó el juicio del circuito Camps y sabe que esos chicos que tenían su edad ahora van a tener Justicia.
Pienso en mi piba que se mete a hacer política y en mí, que no tengo los temores que tenían mis viejos cuando empecé yo, allá por principios de los ochenta. Pienso en mi piba y en aquellos pibes y en aquel país sin sol y sin colores y en esta Patria radiante que vamos haciendo tan de a poquito. Pienso en todas estas cosas, en la adolescencia de aquellos pibes, en la mía y en la de mi hjija y en la de las que están haciendo la cola para entrar al recital de Riqui Martin. Pienso en todas estas cosas y tantas otras que ahora tenemos y disfrutamos, y también en las que faltan. Pienso en los lápices robados de ayer y los que hoy pintan la Patria con colores nuevos. Definitivamente, tenemos Futuro.
He dicho.
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LO LAMENTO DE VERDAD. OTRA VEZ HAY MODERACIÓN DE COMENTARIOS PORQUE HAY CAGONES QUE CONFUNDEN LIBERTÁ CON LIBERTINAJE. HE DICHO