Ayer me fui al hospital después de una gripe que me tuvo en cama toooodita la semana pasada. Luego del diga treinta y tres y con cinco millones de papelitos en la mano, me mandé al barcito de siempre, ahí a unos metros del Hospital, a tomar un café. Barcito que me copa porque debe ser uno de los pocos que además del clarinete, ofrece el Página a sus clientes.
El Página estaba ocupado, así que caché - muy a mi pesar - el clarinete. Me zambullí en el editorialito firmado esta vez por Ricardo Roa, que tenía un título que me llamó la atención. "Daños colaterales". El tipejo empieza hablando del maltrato psicológico, la violencia doméstica, esa historia. Todo bien hasta ahí. Es un tema. Podría haber sido ese el tema. Y casi pareciera que lo es, hasta que -oh- el tipo se las rebusca para dar palos al Gobierno Nacional. Primero desde el tema mismo. Dice Roa: "Irónicamente, desde marzo del año pasado hay una ley nacional que sanciona la violencia de género. Sin embargo, no se aplica porque aún no fue reglamentada con la excusa de la falta de fondos. En un gobierno que gasta arriba de $ 30 mil millones anuales en subsidios y está presidido por una mujer, esto no es más que una excusa"
Oquei. Esto es media verdad. La ley no está reglamentada, pero está vigente desde el momento de su sanción. No es la mejor, capazmente, no hay penalización para el agresor. Pero hay una gran cantidad de artículos que son perfectamente aplicables, sobre todo los que tienen que ver con los derechos protegidos (es la ley 26845, tómense el trabajito de leerla).
La cuestión es el bocadito envenenado que mete Roa en ese párrafo: "En un gobierno que gasta arriba de $ 30 mil millones anuales en subsidios y está presidido por una mujer, esto no es más que una excusa". Oponer "gastos" y hacer hincapié en la condición femenina de quien ejerce la Presidencia de la Nación. Ese es el yeite de Roa, a quien habría que explicarle que gracias a esos subsidios, mi última factura de luz no llegó a 30 pesos y con $1.25 me cruzo toda la capital, entre otras nimiedades.
Pero eso no es todo. Ya alguna vez comenté por acá esa perversión sublime de los escribas clarinetísticos que son capaces, por ejemplo de unir episodios de índole sexual con el 24 de marzo. En esta oportunidad, Roa nos ofrece una perlita espléndida que denota el retorcimiento estrambótico de sus axones, si es que los tiene. Dice el muchachito: "Existe otra forma de maltrato, visible y cotidiana: los cortes de calles y avenidas. Ayer explotaron con el cierre simultáneo de la 9 de Julio por el Bicentenario y de Libertador por la repavimentación y las obras para ampliar el subte E (ver Caos de tránsito en el inicio de los cortes en la 9 de Julio). Nadie pudo haberlo (im)previsto peor". Oséase: el Gobierno de esta yegua que no quiere poner plata contra la violencia de género, nos maltrata con este corte pelotudo de la avenida más ancha del mundo para que estos negros de mierda festejen como salvajes esa boludez del bicentenario, y nosotros, los bienpensantes, no podemos andar tranquilos por nuestra ciudad con nuestros brillantes autitos mientras el aluvión zoológico se adueña por unos días de nuestro microcentro.
La Rama Pendenciera de Aluvión Zoológico sugiere amablemente al periodista in the pendiente que se compre una escarapelita y se meta sus comparaciones perversas allí mismo donde el astro rey no alcanza a iluminarle.
He dicho
Los axones de sus neuronas sufren un crónica Crispacion. Ojo los de Roa no los tuyos.
ResponderEliminarO sea en el orto decis vos, no?
ResponderEliminarlástima que el amigo "anónimo" no se dignó opinar acá, era justo para él, en fin. El centro es un caos es cierto, salvo los piqueteros antigobierno que reclaman con toda justicia lo que la dictadura K les niega y les da a los corruptos intendentes del conurbano. Los cortes no son todos iguales. Además, si hubieramos aceptado la mano tendida por el compañero Beresford en 1806 no había bicentenario, ni fiesta, ni corte de la 9 de Julio.
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