Y mañana estaré allí, en el escenario, emocionándome otra vez al ver llegar la multitud memoriosa acompañando una gran bandera portada por las viejas, que caminan cada vez más despacito pero no dejan de caminar.
Mañana estaré allí y, como cada año, estará mi garganta llena de voces de los compañeros que ya no están, y que se multiplican. Estarán mis ojos llenos de tantos compañeros desconocidos y tan queridos que van ocupando cada metro de la Plaza que es suya, que es de las Madres, que es nuestras. Estarán mis manos prontas a hacer los dedos en ve.
Mañana estaré allí, y no puedo dejar de pensar que va a ser diferente, como fue diferente la Marcha de la Resistencia. Un veinticuatro sin Néstor, un veinticuatro sin el hombre que se reconoció hijo de la Madres, un veinticuatro sin el tipo que se puso la lucha de los Organismos de Derechos Humanos al hombro y tomó la decisión política de bajar las leyes de impunidad y meter en cana a todos los milicos.
No es casual que cubrieran esos pañuelos aquel cajón. Miro la foto, el blanco sobre la madera oscura, y las manos de Cristina como cariñosa guardiana del legado, de los pañuelos, de la Justicia. Hicimos bien las cosas.
Yo sé que Néstor estará allí, sonriendo.
Nos vemos mañana en la Plaza, compañeros.
He dicho
Mañana estaré allí y, como cada año, estará mi garganta llena de voces de los compañeros que ya no están, y que se multiplican. Estarán mis ojos llenos de tantos compañeros desconocidos y tan queridos que van ocupando cada metro de la Plaza que es suya, que es de las Madres, que es nuestras. Estarán mis manos prontas a hacer los dedos en ve.
Mañana estaré allí, y no puedo dejar de pensar que va a ser diferente, como fue diferente la Marcha de la Resistencia. Un veinticuatro sin Néstor, un veinticuatro sin el hombre que se reconoció hijo de la Madres, un veinticuatro sin el tipo que se puso la lucha de los Organismos de Derechos Humanos al hombro y tomó la decisión política de bajar las leyes de impunidad y meter en cana a todos los milicos.
No es casual que cubrieran esos pañuelos aquel cajón. Miro la foto, el blanco sobre la madera oscura, y las manos de Cristina como cariñosa guardiana del legado, de los pañuelos, de la Justicia. Hicimos bien las cosas.
Yo sé que Néstor estará allí, sonriendo.
Nos vemos mañana en la Plaza, compañeros.
He dicho
Seguro que va a ser diferente.
ResponderEliminarComo tengo 53, recuerdo la primera vez que vi a la viejis dar vuelta a la Plaza. Qué increible, era una hoja en la tormenta. Qué valentía, porque había que ver lo que fueron éstos tipos.
Y como siempre, me viene el recuerdo de aquel 24 del '76 en que me senté en un bar de Las Heras y Pueyrredón, vi la noticia del golpe en la tapa del diario en una de las mesas y me dije a mi mismo:
-"Cagamos".
Y estaré buscandote en el escenario con la mirada, remontando vuelo en la cadencia de tu voy compañera. Veré a los pibes con banderas de esta época y a nosotros con banderones de otras. Reconoceré a Néstor en muchas caras y sabré que si, que vino.
ResponderEliminar¿Vos sabés que no me había dado cuenta de que va a ser el primer 24 sin Néstor?
ResponderEliminarLo tengo tan presente al tipo que todavía no puedo creerlo.
Un abrazo.