Decir San Pablo era referir a una de las villas más peligrosas de la zona norte. A veces pasaba con el 720, creo que era, y cierto escalofrío recorría mi espalda adolescente. No era prejuicio: de allí, de esa villa, era la bandita que asesinó a Sandra y a Luis, dos compañeros míos de secundaria, allá por el 83. Cuando mi hombre me contó que iba a ir a San Pablo, realmente temí por él. La San Pablo sí que es peligrosa, tené mucho cuidado, por favor.
El tipo vino y me contó que hay bonitos edificios, que la gente anda contenta, que no bancan delincuentes, que las casas están cuidadas. La puta, dije. Esa no es la San Pablo. O al menos no es la que era.
Después, que iba a Garrote. Ufff... yo viví a pocas cuadras. Una apuraba el paso cuando agarraba la avenida Italia, casi llegando a Carupá. De hecho hasta me perdí de alquilar un hermoso chalecito con jardín que estaba a muy buen precio, justamente porque estaba muy muy cerca de Garrote, y yo sola con una nena chiquita...no daba. Ahí sí funcionaba el prejuicio, porque nunca supe más que lo que se decía en el Tigre. Lo cierto es que lo que se veía era francamente desolador. Estoy hablando de finales de los noventa, cuando las villas en el conurbano crecieron de modo exponencial, y la miseria se hacía cada vez más patente, más obscena, más ofensiva, más inmoral. En medio de esa miseria vivían en la villa el Garrote. Ahora no, me dice. Al menos no así.
"Yo te digo, Patria mía, que el Chaco también está..." cantaba el negro Zitto Segovia antes de que se lo llevara el río en aquella tarde del 89. Y el Chaco estaba, olvidado, postergado. Pero estaba. Cinco años viví en mi amado Chaco. Algunas veces tuve que ir al hospital. El Perrando era uno de los dos hospitales chaqueños con cierta (cierta) complejidad. Había que ir a las tres de la mañana para conseguir un turno, porque se venía la gente desde el interior de la provincia, de Formosa, del norte de Santa Fe. El otro hospital era el de Sáenz Peña, que atendía los pacientes que venían desde el Impenetrable, desde Santiago del Estero, un cachito de Salta, el oeste de Formosa... En el Chaco, si tenías una enfermedad grave y vivías en el interior y no podías irte a Resistencia, te morías. Así de fácil.
Ahora las viejas han hecho hospitales y centros de salud en el corazón del monte, más allá de Castelli y Pampa del Infierno. Miren el mapa. Eso es muy lejos. Eso es el interior del interior del interior. Casi no hay asfalto, casi no hay nada. Sólo gente que trabaja de sol a sol, en la cosecha, si la soja no se comió el algodón, o haciendo carbón, o construyendo por cincuenta guitas los muebles de quebracho que en la Av. Cabildo cuestan fortunas. Esa gente, abrasada de viento norte, mordida por la pobreza y la enfermedad, ahora tiene cinco hospitales nuevos, uno en proceso y cuatro centros de salud también terminados. Y nuevas viviendas, muchas, no me puse a contar. El Chaco, sin dudas, tampoco es el mismo. Al menos no para estos hombres y mujeres que ahora tienen ahicito nomás un lugar donde atenderse cuando andan malos de la salud.
No creo que mucha gente tenga una real dimensión de lo que significa la obra de las Madres. Yo misma no la tenía hasta que me contaron, hasta que entré en uno de los departamentos de Castañares y dije yo quiero vivir en una casa como esta, con este pasillo grande y con una habitación para mi hija, y lugares para guardar cosas y bañadera, y estos pisos que se limpian re fácil. Yo misma no tenía idea hasta que me enteré de que en el Chaco estaban haciendo hospitales y le dije a mi compañero ¿vos sabés lo que es un hospital en el Impenetrable, donde la gente se muere de dengue o de diarrea?
La gente que me conoce sabe que yo he tenido grandes diferencias con Hebe. Diferencias políticas e ideológicas. En su momento, estas diferencias me llevaron a alinearme con Fundadora. Sigo ahí y ahí seguiré, pero eso no me impide ver que hay que defender lo que hay que defender.
Los tiempos han cambiado. Hebe cambió. Nunca pensé que la iba a ver por la tele leyendo fragmentos de "Mi Mensaje". Nunca pensé que los brazos en alto en un acto de Hebe iban, mayoritariamente, a terminar con los dedos en ve. La Patria ha cambiado. La mirada del paraguayo que trabaja en Castañares, la salud de los gurises chaqueños, la esperanza de los pibes de Garrote, el modo en que cualquiera puede caminar por la San Pablo. Todo cambió. Y eso es lo que saca de sus casillas a quienes quieren que creamos que todo está igual, o peor. No lo van a permitir así nomás, no. No van a permitir que el pobre viva dignamente y sepa que tiene ese derecho, que levante un poco la nariz. No van a permitir así nomás que sigamos construyendo futuro, fundando otra vez la Patria, siendo protagonistas.
He dicho
(Y por si les quedan ganas de más, no estaría mal una vueltita por acá)
Tani querida; con que relato volviste. Bien del corazón.
ResponderEliminarTe mando un beso grande, a vos, a Gabriel y a todo Huinca
(ex-Unfor).
Aguante Hebe!!
ResponderEliminarCon Hebe hasta que la ruta se esfume....
Te banco y estoy de acuerdo con vos.. sabes que de politica 0, pero que a Hebe no me la fumaba ni un poco y ahora la banco mucho, es que estas mujeres siempre quisieron hacer y creo que nunca las dejaron, hasta q llegaron los K y cambio la historia PARA SIEMPRE.
ResponderEliminarMaria Alejandra..
Hacía tiempo que no te leía. Me llegaste a lo más hondo del corazón.
ResponderEliminarSiempre digo que como si no bastaran todos los motivos que uno enarbola para llamarse kirchnerista, tengo tal vez el más valioso: es gente de buena madera. Vos lo acabás de poner a prueba.
Beso