NOS HABÍAMOS AMADO TANTO...

Una lo leyó desde casi pequeña. Transitó con horror sus libros fundamentales: El presidente que no fue, Recuerdos de la Muerte, La memoria donde ardía. Una lo consideró un compañero, aún desoyendo advertencias de compañeros viejos, que andaban haciendo el país mientras una se levantaba las medias azules y jugaba a la rayuela en un patio descolorido. Una compartió un café en su casa, probó la torta galesa de Ana, acarició a su perro Poncho. Una puteó con él al pelado que nos dividió el voto antimacri en la capi. Por esas cosas, a una le duele especialmente.

Mi amigo Dr. K, con el cariño incondicional que me tiene y me tendrá, me hace un comentario en la entrada anterior, indicándome que lea la última nota de Bonasso: http://www.criticadigital.com.ar/index.php?secc=nota&nid=18821

Aghh... Ya fue dura su partida, y no dije nada. Fue duro leer su definición de este gobierno como de "centroderecha", y tampoco dije nada. Ahora fue por más. Y ahora tengo que decir.

Sostiene el ex compañero: "El barro, desgraciadamente, resultó didáctico. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por ejemplo, descubrió la “pobreza estructural” del país que preside. "

Ay, ay, ay, Miguelito. Me pregunto qué es lo que no te pagaron, para que andes sangrando de esta manera por la herida. Porque esa frase, esa, en tu nota, yo podría haberla leído en La Nazión. Podría haberla firmado J.M.S... o el mismísimo Lanata, en ese pasquín malalechístico en el que escribís ahora. Hace unos meses nomás, si alguien me decía que vos ibas a escribir eso, lo mandaba a la reputísima madre que lo parió. Vos, Bonasso, que sos diputado gracias a este Gobierno Popular, que fuiste en la lista gracias a las "suaves presiones" del Néstor a Ibarra, que gozaste de las mieles de integrar la mesa mediana del gobierno, al menos del ser uno de las bocas escuchadas, sencillamente NO PODÉS. No podés decir que la presidenta que se le paró de frente al tractorazo, que se puso firme con la cuestión de las retenciones, una modesta forma de paliar la injustísima distribución de la riqueza, recién ahora está descubriendo la pobreza estructural gracias al barro de Tartagal. Sencillamente no podés.

Podés decir que se tardó mucho en reglamentar la ley. Lo dicen muchos, lo decimos casi todos. Sólo que quienes no esperamos ningún garpe de nuestro gobierno, decimos que se tardó, pero al menos se hizo.

Filmus fue tu compañero en la campaña. Yo estuve ahí. Yo conduje esos actos. Yo estuve tomando un vino con vos en la Manzana de las Luces. Yo te escuché hablar de Filmus. En ese tiempo (hace poco más de un años), no creias que Filmus era o un caído del catre o un hijo de puta, como se lee entre esas líneas pérfidas que escribiste. Hay cosas que no se hacen, Miguelito. No se escupe la mano del que te dio de comer. El caimán se comió al pajarito que le limpiaba los dientes con su piquito.

Te pusiste del otro lado, Miguelito. Cruzaste la vereda y prendiste el ventilador. Con un poco de ética, podrías haber hecho el bolso y largarte silbando bajito. Pero no. Será que se vienen otras elecciones y te saliste de debajo del paraguas y entonces no te queda otra que chillar como una vieja para que alguien te vote, porque según recuerdo ya ni partido te queda. Será, como dije antes, que te fallaron con algún garpe. O será que tenían razón los viejos compañeros y eras un especialista en surfear. Sabemos que hay lugares de los que no se vuelve. Y vos, y yo, y miles de compañeros sabemos la importancia de esta hora, y dónde hay que pararse, porque lo que quieren algunos es llevarse puesto al gobierno popular. Los trapitos sucios se lavan en casa, Miguelito.

Cómo nos cambia la vida, carajomierda.

Me falta verte almorzando con Mirta.