Eran la fiesta del comienzo de clases. La cajita de seis de Faber, gloriosa dentro de la cartuchera sobre con el lápiz negro, la regla de madera, la goma Dos Banderas y el sacapuntas de plástico. Eso hasta que veíamos a una Beatriz Silva, por ejemplo, con cartuchera doble piso, marcadores y la caja de doce, largos. Terribles crueldades de la diferencia de sueldo entre un comisario de la Federal y un tipo que arreglaba heladeras. Pero la cajita de seis igual hacía maravillas. Subrayaba el azul la letra desprolija, doble raya para los títulos, al medio del cuaderno forrado con papel araña, azul también. El rojo pintaba las manzanitas para aprender a sumar. El sol era siempre amarillo porque ya habíamos pasado la época impresionista para acomodarnos al realismo. Así que los soles ya no podían ser verdes.
Hasta que una noche se robaron los colores. Y los lápices perdieron la magia. Todo quedó oscuro, y el miedo a la oscuridad tenía una densidad que anclaba pesadamente en la realidad, que ya no tenía soles verdes, ni manzanitas. El verde había mutado a militar y no hay sol posible con un verde militar. No hay sol posible, ni verde ni amarillo.
Los ladrones de colores hicieron su fétida tarea y durante años caminaron libres por la Patria, llevando sus tinieblas a cada rincón, a cada fábrica, a cada villa, a cada cuadra. Hasta que llegó la Justicia y van yendo a parar, despacito pero sin pausa, a alugares tan lóbregos como ellos. Durante demasiado tiempo invadieron hasta el lenguaje. Contaron, eso sí, con unas tapas de diarios que tapaban diariamente lo que sucedía. Y hoy, a fuerza de porfía y de amor, de lucha y de militancia, se van a destapar los sótanos donde encerraron la palabra, la vida, los colores. Y todos los pibes van a poder pintar. Como aquellos pibes que un día quisieron dibujar una Patria.
Hasta que una noche se robaron los colores. Y los lápices perdieron la magia. Todo quedó oscuro, y el miedo a la oscuridad tenía una densidad que anclaba pesadamente en la realidad, que ya no tenía soles verdes, ni manzanitas. El verde había mutado a militar y no hay sol posible con un verde militar. No hay sol posible, ni verde ni amarillo.
Los ladrones de colores hicieron su fétida tarea y durante años caminaron libres por la Patria, llevando sus tinieblas a cada rincón, a cada fábrica, a cada villa, a cada cuadra. Hasta que llegó la Justicia y van yendo a parar, despacito pero sin pausa, a alugares tan lóbregos como ellos. Durante demasiado tiempo invadieron hasta el lenguaje. Contaron, eso sí, con unas tapas de diarios que tapaban diariamente lo que sucedía. Y hoy, a fuerza de porfía y de amor, de lucha y de militancia, se van a destapar los sótanos donde encerraron la palabra, la vida, los colores. Y todos los pibes van a poder pintar. Como aquellos pibes que un día quisieron dibujar una Patria.
Me hiciste moquear. Es un relato pleno de fuerza, de amor, de memoria. No esperaba menos de usted. Es un orgullo ser su compañero.
ResponderEliminarMario
Son tiempos donde nuevamente aparece una divisoria de aguas en la Historia, que es muy sabia, pero tiene sus recovecos, sus contrasentidos, sus cosas sorprendentes.
ResponderEliminarHoy la misma está dejando a un lado y a la vista de todos a una manga de energúmenos que se opone a que sea abolida de plano la ley de la dictadura oligarquico-terrorista-genocida que devastó al país entre 1976 y 1983.
La misma que no toleró la valentia y el arrojo de compañeros estudiantes que salieron a defender la dignidad y el derecho al acceso a la educación bajo la bandera del boleto estudiantil.
La nueva Ley de Medios Audiovisuales facilitará que prosperen miles de denuncias y nuevas pistas sobre el paradero de torturadores, represores y colaboracionistas que pululan desde la calle misma hasta en la dirección y la cabeza del mas grande multimedio monopólico que hoy esclaviza a la patria en nombre de la libertad de empresa.
A eso se oponen Giúdice, Carrió, Morales, Morandini... y así. Son los mismos de siempre.
Hermoso post.
Un saludo desde Mataderos
Daniel
Tani: estas cosas son las que me hacen sentirte tan compañera (como te lo dije mil veces). a lo que escibiste, que decir...puro amor.
ResponderEliminarAplauso cerrado. Muy lindo, emocionante.
ResponderEliminarUn abrazo.
No se pueden escribir estas cosas sin avisar. Estimada Tani, ha sido penalizada por golpear en ...bueno, Ud. sabe...en el alma...
ResponderEliminarA veces pintabamos el sol de naranja despues no nos dejaron
ResponderEliminarun beso por lo que escribiste
realmente hermoso lo escrito....
ResponderEliminarun abrazo.
"unas tapas de diarios que tapaban diariamente lo que sucedía." Buenísima definición. Y excelente relato por cierto.
ResponderEliminarla sensibilidad de la mujer, por sobre todas las cosas, luego, la mujer-peruca. Poco que agregar: emotivo 100% x 100. QUE BIEN ESCRIBIS CUANDO SACAS COSAS DE LAS ENTRAÑAS LOCA!!
ResponderEliminarQue duro, que trájico, que fuerza para hacerlo... gracias... un abrazo
ResponderEliminarAndrea
LLego el momento de devolverles la magia a los lápices. Brillante, me emocionaste. Margarita
ResponderEliminarImpresinante, "No hay sol posible" hermoso cumpa, sin palabras, las lágrimas también hablan, lágrimas de bronca, guardadas de años, también liberadoras....
ResponderEliminarLiberador, aunque duela, saludos!!!
Muy fuerte, me emocioné mucho!
ResponderEliminarViví y recuerdo esa época horrible Tani.
Como dice Walter
no pudimos pintar mas el sol naranja
"ellos" lo pintaron de negro!
Muchos saludos para todos!
Hermoso Tani, realmente hermoso.
ResponderEliminarLo subi al feisbuk.
ResponderEliminarGracias compañera!! Hace mucho que te sigo, me gustan mucho tus reflexiones, soy de Entre Ríos un saludo Carolina
ResponderEliminarTanita linda:
ResponderEliminarRecien pude leer esto.
Los pibes de la U.E.S. siempre están presentes.
Gracias.
Un abrazo Grande
El caniche Chino
muy bueno che!
ResponderEliminarsalu2!