Dos personas, dos éticas. Dos relatos, una verdad. Dos discursos, dos sensaciones corporales.
La primera persona: Luis Otero, abogado, locutor, conductor del "Noticiero del Trece". Su relato: la lectura del infame comunicado de Clarín y La Nación. Un comunicado leído con voz grave, sin muchas curvas entonacionales, sólo las necesarias para denotar cierto énfasis, pero lo suficientemente pequeñas para aparentar imparcialidad. Es decir, un comunicado leído de modo tal que -si por la tonalidad de la voz fuera- no podría dudarse de su veracidad. Ya lo expliqué alguna vez. Las voces graves, con ritmo lento pero sostenido, tienen carácter de certeras. Uno no duda de lo que le dice Pancho Ibáñez, porque el tipo te dice las cosas despacio y con ese vozarrón que pareciera salir del sótano.
Luis Otero me provocó este mediodía un intenso dolor de estómago, unas profundas náuseas, VERGÜENZA AJENA. Lo escuchaba y me preguntaba cómo podía, cómo él, un abogado, periodista, supuestamente buscador de la verdad, cómo él que compartió un escenario con Madres de Plaza de Mayo cuando fue padrino de un par de egresados del ISER, cómo podía prestar su cara y su voz para semejante vileza. Cómo podía decir sin inmutarse que el gobierno pretende convertir la historia de Papel Prensa en un caso de lesa humanidad, que masomeno son unos nazis, y cagarse literalmente en el testimonio de Lidia Papaleo. No sólo en su testimonio. Cagarse en sus cicatrices, en sus dolores, en su cuerpo mancillado, en su ser torturado. Hasta dónde, me pregunto, una persona de bien puede rebajarse, hasta dónde debe besar los zapatos del que firma el cheque a fin de mes. Porque es un empleado, sí, pero no un esclavo. Y uno, como locutor, puede, sencillamente, no leer. Y en el peor de los casos, firmar una renuncia. Digo, si tiene un poco de pudor.
La segunda persona: MI PRESIDENTA. Su relato: la verdadera historia de Papel Prensa. La historia del despojo, la ignominia, la perversión. Una historia contada con gestos, inflexiones de voz, lectura de datos, una parva de papeles al costado. Un relato matizado con su propio pensamiento, sus convicciones, sus propuestas. Un relato con todos los condimentos que pone en una descripción narrada quien está seguro de lo que dice, quien sabe algo y lo pone en conocimiento de una comunidad. Una exposición implacable, valiente, con el peso de los hechos incontrastables, de los documentos, de los archivos.
Mi presidenta me provocó, una vez más, esa expansión del pecho, esa expresión de admiración en mi rostro, ORGULLO PROPIO. Propio porque es nuestra, del Pueblo, digo, y porque es mujer. La escuchaba y pensaba qué coraje, qué ovarios de acero tiene esta mina, que se planta de esa manera ante los poderes fácticos, económicos, mediáticos, políticos, que va a llevar el tema a la Justicia. Qué garra para apostar más aún, e ir por la declaración de interés público de la producción, distribución, y comercialización del papel de diarios, y la creación de una comisión bicamereal para la reglamentación y contralor de la ley. Qué claridad. "...No es para controlar a nadie, sino simplemente para que dejen de controlar a todos los argentinos", dijo mi Presidenta. Porque quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa, dijo Clarín y coincidió mi Presidenta.
Dos personas, dos relatos, dos éticas, una verdad. Una verdad inocultable. Saberla, es una cuestión de Estado.
He dicho.
La primera persona: Luis Otero, abogado, locutor, conductor del "Noticiero del Trece". Su relato: la lectura del infame comunicado de Clarín y La Nación. Un comunicado leído con voz grave, sin muchas curvas entonacionales, sólo las necesarias para denotar cierto énfasis, pero lo suficientemente pequeñas para aparentar imparcialidad. Es decir, un comunicado leído de modo tal que -si por la tonalidad de la voz fuera- no podría dudarse de su veracidad. Ya lo expliqué alguna vez. Las voces graves, con ritmo lento pero sostenido, tienen carácter de certeras. Uno no duda de lo que le dice Pancho Ibáñez, porque el tipo te dice las cosas despacio y con ese vozarrón que pareciera salir del sótano.
Luis Otero me provocó este mediodía un intenso dolor de estómago, unas profundas náuseas, VERGÜENZA AJENA. Lo escuchaba y me preguntaba cómo podía, cómo él, un abogado, periodista, supuestamente buscador de la verdad, cómo él que compartió un escenario con Madres de Plaza de Mayo cuando fue padrino de un par de egresados del ISER, cómo podía prestar su cara y su voz para semejante vileza. Cómo podía decir sin inmutarse que el gobierno pretende convertir la historia de Papel Prensa en un caso de lesa humanidad, que masomeno son unos nazis, y cagarse literalmente en el testimonio de Lidia Papaleo. No sólo en su testimonio. Cagarse en sus cicatrices, en sus dolores, en su cuerpo mancillado, en su ser torturado. Hasta dónde, me pregunto, una persona de bien puede rebajarse, hasta dónde debe besar los zapatos del que firma el cheque a fin de mes. Porque es un empleado, sí, pero no un esclavo. Y uno, como locutor, puede, sencillamente, no leer. Y en el peor de los casos, firmar una renuncia. Digo, si tiene un poco de pudor.
La segunda persona: MI PRESIDENTA. Su relato: la verdadera historia de Papel Prensa. La historia del despojo, la ignominia, la perversión. Una historia contada con gestos, inflexiones de voz, lectura de datos, una parva de papeles al costado. Un relato matizado con su propio pensamiento, sus convicciones, sus propuestas. Un relato con todos los condimentos que pone en una descripción narrada quien está seguro de lo que dice, quien sabe algo y lo pone en conocimiento de una comunidad. Una exposición implacable, valiente, con el peso de los hechos incontrastables, de los documentos, de los archivos.
Mi presidenta me provocó, una vez más, esa expansión del pecho, esa expresión de admiración en mi rostro, ORGULLO PROPIO. Propio porque es nuestra, del Pueblo, digo, y porque es mujer. La escuchaba y pensaba qué coraje, qué ovarios de acero tiene esta mina, que se planta de esa manera ante los poderes fácticos, económicos, mediáticos, políticos, que va a llevar el tema a la Justicia. Qué garra para apostar más aún, e ir por la declaración de interés público de la producción, distribución, y comercialización del papel de diarios, y la creación de una comisión bicamereal para la reglamentación y contralor de la ley. Qué claridad. "...No es para controlar a nadie, sino simplemente para que dejen de controlar a todos los argentinos", dijo mi Presidenta. Porque quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa, dijo Clarín y coincidió mi Presidenta.
Dos personas, dos relatos, dos éticas, una verdad. Una verdad inocultable. Saberla, es una cuestión de Estado.
He dicho.
A Luis Otero un día se le va a ir la mano impostando indignación y va a tener una embolia al aire.
ResponderEliminarBueno, embolia de mierda ya tuvo unas cuantas este hijo de puta.
ResponderEliminarPerdón por lo de "hijo".
a el no lo escuché,pero escuché a otros serviles del monopolio,a Ella la escuché como lo escucho siempre,atenta,con mi marido ami lado sin dejar de decir:que ovarios,que mina,como la admiro,como la quiero!!Este es en el país donde quiero vivir,con libertad,con igualdad con justicia y con presidentes q me inflen de orgullo como lo logra ella todos los días!!
ResponderEliminarBuen post, suscribo.
ResponderEliminarImpacto 1 - El informe y la proyección futura de controles.
ResponderEliminarImpacto 2 - El desbande gorila, esperaban la expropiación vía decretazo (Luis Jues a Viale en canal 26)
Me siento bien.
Un abrazo
Del mensaje de TU (nuestra) querida compañera PRESIDENTA (la MINA que estabamos necesitando y la candidata 2011-2015)no voy a decir nada porque todavia no me puedo sacar el babero que tengo empapado colgando del cuello. Ahora de lo otro, agrego otro miserable, el enojado e indignado Fernando Solanas (hace rato que no es "Pino", el de las películas en Puerta de Hierro). El muy caradura dijo (Radio America programa de Rosario Lufrano que es muy bueno)que unir Papel Prensa a los Derechos Humanos es otra manipulación de los Kirchner y que más importante que hablar de eso es ocuparse por ejemplo de los usuarios de Fibertel. Es así Tani querida y no hay nada que hacerle. Sólo nos queda ganar en el 2011 y meterles todos los votos por el orto.
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