Primero te abrochan en el laburo: te encajan un acto que figura en la agenda a las seis, pero está convocado a las seis y media y va a empezar a las siete. Puta madre, como te complican la vida. Todo bien con los gallegos, pero te preguntás por qué carajo celebran en septiembre un algo que pasa porque el 25 de julio este año cayó domingo. Y no tenés más remedio que comerte el acto, muy lindas las gaitas y las panderetas, pero métanle pata que me tengo que ir a ver a mi presidenta.
Él, que se entera a último momento, decide esperarte. Va a prederse parte de la movida sólo porque quiere ir con vos, porque para eso es tu compañero, qué joder. Y vos te morís de amor por ese pequeño gesto.
Termina el actito de los gallegos, bajás a la oficina, juntás tus cositas, hacés un rápido zapping para ver en qué anda lo del Luna. El viejo te dice que la presi no empezó y vos le contestás que es porque te está esperando.
El que está esperando en la Avenida es tu compañero, que quiere ir con vos. Y lo buscás y se van a los pedos. Llegando a Paseo Colón se escuchan las voces que vienen del Luna. Una voz de hombre. ¿Será Néstor? No, deben ser Juan o el Cuervo. Faltan pocas cuadras. Escuchás a la locutora gritando el nombre de tu presidenta. Bueno, pensás, al menos le pone garra. Y te morís de envidia. Vos ya estuviste en ese escenario. Nunca tuviste la oportunidad de cumplir tu sueño de gritar el nombre de tu presidenta. Puta madre. Esperanos, presidenta, que ya llegamos.
Al fin, al fin llegás, cagada de calor por la corrida y ella, tu presidenta, te recibe diciéndote que es una militante peronista. ¡La puta! No podría recibirte mejor. Pensás en la vieja chota de los almuerzos y te la imaginás con el dedito en la barbilla diciendo "a mí me parece mal que una presidenta hable como una militante partidaria" .
Te sacás el tapado y el suéter por el calor, tu compañero te acaricia febrilmente con la mirada, LA militante peronista habla, define, se emociona. Con la claridad y la contundencia de siempre. Dice que nunca se ha insultado de esta manera a un mandatario elegido por el pueblo. Tu compañero recuerda al innombrable y vos le decís que no, que no es así, que no es igual. No hay tiempo de explicarle. Pero pensás en la palabreja preferida de quienes la insultan: "conchuda". Pensás, en una milésima de segundo, que cuando uno dice de alguien que es una conchuda está diciendo que es una jodida, una mala mina, como si toda la maldad, la perversión, la jodidez humanas cupieran en una entrepierna femenina. Por suerte, los compañeros peronistas saben que allí reside toda la gloria del universo. No hay tiempo para explicarle todo esto que pensás en una milésima de segundo, pero se lo explica ella desde la pantalla. Que para criticarla hablan de lo que se pone o de cómo se pinta, dice. Que hablan de su condición de mujer porque no tienen argumentos políticos. Que no la critican por sus errores, dice, sino por sus aciertos. Por "nuestros aciertos", dice. Y que sigan criticando. Que sigan criticando, dice, y eso es una promesa. Es la promesa de que vamos a seguir haciendo, construyendo, gobernando para el Pueblo.
Otra vez se te infla el pecho. Hay una máno cálida posada levemente en tu cintura. Hay amor ahí, en esa mano. Hay amor en esa presidenta militante. Hay amor en toda esa gente que levanta las banderas porque ella lo pide, casi que lo ordena. Y vos levantás también, aunque hoy no hayas venido con más bandera que tu corazón. Es tan bello amar afuera del Luna.
Excelente post y segui asi que faltan minas como vos y la presi.
ResponderEliminarHola .....ayer a la tarde reventamos el Luna Park. Ahota te invitoa leer la nota de humor de Kikito que estuvo allí y te lo cuenta .: KIRCHNER EN EL LUNA: Pinguinos 5 gorilas 0. Si te agrada en el blog te podés hacer miembro http://www.kikitodulce.blogspot.com/
ResponderEliminarTrato de moderar el comentario como se pide arriba... Es fácil confundirse de amores, el del pueblo que es como estar fascinado con uno mismo, con las banderas, con la bandada de compañeros que se mueve mientras mira a la Presi como nunca desde la pantalla gigante en la esquina de Corrientes y Bouchard. Otro amor, más furiosamente sutil, que se queda en medios gestos, sonrisas sin mostrar, gestos que no son para el publico (y a veces tampoco para uno). Hablamos de lo mismo porque la Patria trata de volver a ser Grande y este pueblo, nosotros, tenemos un capricho con la felicidad. Me gustó esperarte.
ResponderEliminarqué bueno poder leerte, escuchándolo con tu voz en la cabeza, y saber también de quién hablas cuando hablás de amor. Y poder compartir con ustedes estos momentos, cómo dice ella, únicos en estos 200 años ¡Los amamos, amigos!
ResponderEliminarLa C y el R
Siempre es un placer leerte, Compañera.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana.
Pensar por un momento lo que hace uno cada día y lo que hace una presidenta dedicando las 24 horas de su día a una construcción harto complicada.
ResponderEliminarEso daría a alguien que livianamente critica -dejo de lado a los estúpidos que putean creyéndose no se que cosa- una perspectiva de la profundidad de las cosas.
Es bueno que en la única vida que uno tiene, esto, no le resbale.
Que no tire por la ventana lo que tanto cuesta construir, como si tal cosa.