Tarde de lluvia porteña. El letargo veraniego se impone, dan ganas de una siesta, cucharita y esas cosas, pero una tiene que hacer guardia en el laburo. Ni el loro por acá. En el laburo, digo. Nadie vino a la oficina, apenas un par de llamados y la tele que no anda, ni radio, ni un carajo. Sólo el pibe del carrito que me vende un café horrible y por suerte una salidita de unas cuadras a comprar tabaco con mi compañero, que por unos momentos me hace olvidar estos dolores de panza tan femeninos ylaputaqueloparió.
Cuando yo era chica la Señora González nos hacía dormir la siesta sobre las mesitas de la guardería. Un espanto, toda dura quedabas. Jamás pude pegar un ojo. Horas perdidas de mi más tierna infancia.
Imposible no dormir cuando vivía en el Chaco: no quedaba otra. Las calles de Resistencia quedaban absolutamente desiertas después del mediodía, todos cediendo a tan sana, necesaria y reconfortante inactividad, y yo pensaba "mientras nosotros dormimos la siesta, en Buenos Aires hay un montón de gente cagándonos". Era el principio de la segunda década infame y el ñato que nos cagaba en Buenos Aires había traicionado también la costumbre echarse una dormidita después del almuerzo (y no lo nombro para no tener que tocarme una teta, que queda tan feo). Siempre me pregunto cuántas de las cochinadas de aquella época se habrán pergueñado en esas dos horitas en que tanta gente duerme en esta bendita Patria.
Las cosas cambiaron ahora. Ya no duermo la siesta todos los días porque los horarios porteños son lo que son, a contramano del resto del país. A veces, algún sábado, algún domingo, el cuerpo sabio decide tirarse un ratito, si no se puede dormir, al menos a hacer fiaca, o a entregarse a unos mimoseos.
Lo bueno es que, si yo pudiera echarme una siestita ahora mismo, lo haría tranquila, porque en Qatar hay alguien trabajando para hacer más grande el país de todos
He dicho.
No se, yo lo escuche al señor eliaschev decir que mentras brasil se inunda, la presidenta esta de compras por medio oriente (=?????????)
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