Empezás la noche anterior. Tratás de ir a dormir temprano. Digo tratás porque puede pasarte, viste, que a alguien se le dé por darte una discusión por mensajitos de texto que vuelve a sumirte en una cierta tristeza en la que andás por estos días. Y no lográs entender cuando el otro quiere quedarse con la última palabra y zafar de todo, sin considerar que al día siguiente tenés que ponerte sobre los hombros un Luna, nada menos, y que es un poco difícil hacer un Luna cuando una anda medio triste. Cuando por fin lográs terminar, te fumás el último pucho y borrás los mensajitos, que no quede huella, te das vuelta para el lado de la ventana y cerrás los ojos, que mañana va a ser otro día.
Y mañana siempre llega, salvo que no te despiertes. Pero lo hacés. Te levantás, te tomás unos mates, buscás el trajecito negro, la remerita nueva, los zapatos. Preparás el bolsito de maquillaje, el cepillo, los anteojos. Te das una ducha bien caliente, te vestís y salís. Te vas a la peluquería, porque a los muchachos, suponés, les gusta verte linda, o al menos arregladita. El boliviano de la peluquería te habla pestes de Evo pero vos no le das bola porque hoy no querés discutir. Menos con el peluquero que tiene que dejarte más o menos hecha una dama. Después de la planchita te vas y te comprás un par de aros, un collarcito discreto, almorzás livianito y te vas para el Luna.
Te parás en la puerta y le decís al mono de la entrada “Soy la locutora, dejame pasar”. Y el mono te deja entrar y le dice al otro mono que te hubiera dejado igual aunque no fueras nada, y entonces vos sabés que el peluquero cumplió con su cometido, o será el perfume que te pusiste, que los muchachos no van a oler pero a vos te levanta, o será que hoy te pensás llevar el mundo por delante.
Adentro sabés que te espera el quilombo, cincuenta tipos corriendo de un lado para otro. El Luna está vacío y vos buscás un camarín. Respirás hondo y empezás a maquillarte despacio. Y mucho, como cuando hacías teatro, porque las luces de escenario comen el maquillaje y los muchachos tienen que verte. Cuando estás lista vas a reconocer el territorio del cual te vas a apoderar. Porque sabés, sabés, que el escenario es hoy tu trinchera y el micrófono tu arma. Lo caminás, lo querés, le conocés cada vericueto.
Ya está. Ahora vas a arreglar boludeces con el tipo que te pusieron a co-conducir. Le indicás cómo empezar, por dónde salir, y te encomendás a los dioses, porque tiene pinta de nabo.
Empiezan a entrar los muchachos con bombo y bandera. Y a vos te empiezan a temblar las patas y toda la seguridad que tenías con el mono de la entrada se te va a la mierda. Y volvés a repetirte que el día que no te tiemblen las patas te vas a dedicar al ikebana.
Ahí te dan la orden. Largamos. ¡Chan!
Empiezan a entrar los muchachos con bombo y bandera. Y a vos te empiezan a temblar las patas y toda la seguridad que tenías con el mono de la entrada se te va a la mierda. Y volvés a repetirte que el día que no te tiemblen las patas te vas a dedicar al ikebana.
Ahí te dan la orden. Largamos. ¡Chan!
Entonces tomás aire, te colocás detrás del telón y espiás. Los ves. A los muchachos, con sus bombos y sus sudores, y sus mujeres, y sus pancartas. Y los amás.
Vuelta a tomar aire, abrís el telón y caminás, despacio, adueñándote de cada centímetro de trinchera. Y llegás al atril, y los mirás, y te dejás amar. Porque en el fondo es eso. Los muchachos quieren amarte y vos los dejás. Alguien te va a decir después que despertás pasiones, ya te lo dijeron. Y pensar que esas pasiones son así, siempre lejanas, porque capaz que ellos te imaginan inalcanzable, como una diosa o al menos como una diva del subdesarrollo, pero para ellos sos inalcanzable. Una mina potente que no debe necesitar de nada ni de nadie. Y a vos te gustaría por un momento explicarles que soñás con un negro peronista que el domingo a la tarde de agarre así del culo y te diga “negra, ¿tomamos unos mates?” Pero no. Ese es el pacto. Vos estás ahí para decir lo que ellos quieren decir. O lo que quieren escuchar, que no es que en el fondo también sos frágil. No.
Vuelta a tomar aire, abrís el telón y caminás, despacio, adueñándote de cada centímetro de trinchera. Y llegás al atril, y los mirás, y te dejás amar. Porque en el fondo es eso. Los muchachos quieren amarte y vos los dejás. Alguien te va a decir después que despertás pasiones, ya te lo dijeron. Y pensar que esas pasiones son así, siempre lejanas, porque capaz que ellos te imaginan inalcanzable, como una diosa o al menos como una diva del subdesarrollo, pero para ellos sos inalcanzable. Una mina potente que no debe necesitar de nada ni de nadie. Y a vos te gustaría por un momento explicarles que soñás con un negro peronista que el domingo a la tarde de agarre así del culo y te diga “negra, ¿tomamos unos mates?” Pero no. Ese es el pacto. Vos estás ahí para decir lo que ellos quieren decir. O lo que quieren escuchar, que no es que en el fondo también sos frágil. No.
Y vos te entregás. Y los saludás. Y ellos hacen retumbar sus bombos. Y llamás al pinta de nabo y sospechás que los dioses no te dan mucha bola últimamente. Gritás las provincias, leés adhesiones, les pedís silencio para escuchar a los artistas, les decís que cierren las banderas que los de atrás quieren ver. Y los tipos te hacen caso, che. Al menos la mayoría, nunca falta un rebelde sin causa, como esos de la tribuna norte que están meta chingui chingui y les importa una mierda todo.
Cantan los artistas. El pinta de nabo los presenta como si estuviera en un canal de cable berreta. Después el himno… ¡la versión de Charly! ¡¿A quién carajo se le ocurrió poner esa versión que no puede cantar nadie?! En fin… Después el video y el minuto de aplauso a los caídos. Y empiezan los discursos. Y el infarto tan cerquita… Porque te cambian mil veces la lista de oradores. Porque cinco tipos te dan órdenes y contraórdenes simultáneamente. Y alguien tira la bomba: “en veinte minutos llega Néstor” ¡Aaaaaaacabáramos! Un sobre con ántrax no causaría el mismo efecto. Viene Dios.
Los monos de Dios, que ya estaban en el escenario, cobran vida. Y empiezan a darte órdenes. A vos y al pinta de nabo que por un momento cree, pobre, que él va a anunciar la llegada de Néstor. Que ya está ahí, parece. Tenés que anunciarlo. Tenés que decir lo que los muchachos más quieren oirte. Y vas, exultante, y les gritás que preparen los bombos y las gargantas porque llegó el compañero Néstor. Y los muchachos explotan. Y empiezan a corear, mientras en el escenario alguien te dice que no y todos los demás se dan vuelta hacia el lugar por donde va a entrar Dios. Ahí caés en la relatividad del tiempo. Los segundos más largos del día. No sabés cuántos son, parecen interminables esos segundos en los que Néstor no aparece y vos vas pensando cómo mierda hacés para decirle a los muchachos que no, que no está, que mientras seguimos esperando va a hablar Depetri, o va a cantar Copani, o les vas a pasar una receta de cocina.
Pero ahí entra Néstor y el alma te vuelve al cuerpo. Canta Copan, habla Depetri. Cierra Néstor y lo tenés que anunciar. ¿Y qué carajo decís? Entonces un rayo catódico te alumbra la neurona y gritás la frase que sale en Clarín: “Habla el artífice de la recuperación de la Patria…. ¡¡¡compañero NestorrrrrrrKiiiirrrrchneeeerrrr!!! Lo decís convencida y abajo lo escuchan convencidos. Ya está. Te podés morir si querés, mientras los muchachos explotan y los de la tribuna norte empiezan a irse, carajo, ¿para eso rompieron tanto las bolas?
Habla Néstor. Todo va terminando. Saltan los papelitos y vos agradecés a todos y gritás un Viva la Patria que responden. Agarrás tu cartera, puteás por el celular que te afanaron, te cambiás los zapatos, sabés que no vas a poder ver a tus compañeros que una vez que salieron no tienen cómo comunicarse con vos. Algún organizador viene a agradecerte. Alguien viene a decirte que le encantó lo que hiciste. Te comés unos sanguchitos con los cumpas que laburaron. Después una cerveza y una guitarreada.
Te tomás un taxi para volver a tu casa. Ahí te espera la pioji que te dejó unas porciones de pizza. Te das un baño de inmersión con la satisfacción del deber cumplido. Te metés en la cama. Te fumás el último pucho. Te acurrucás contra nadie. Te envolvés en el acolchado de plumas que abriga tu soledad y la cierta tristeza que te vuelve. Y te dormís. Sola. Pero hoy te hiciste un Luna.
Te tomás un taxi para volver a tu casa. Ahí te espera la pioji que te dejó unas porciones de pizza. Te das un baño de inmersión con la satisfacción del deber cumplido. Te metés en la cama. Te fumás el último pucho. Te acurrucás contra nadie. Te envolvés en el acolchado de plumas que abriga tu soledad y la cierta tristeza que te vuelve. Y te dormís. Sola. Pero hoy te hiciste un Luna.
"que noche tete!!!"
ResponderEliminargrosa!!
Mierda, me dejaste sin palabras Tana, realmente muy bueno, tan sentido que hace que uno después de leerlo cierre los ojos y se sienta allá, y a tu lado.
ResponderEliminarBesos
Buenisimo Tani, debe haber sido emocionante,, y tan bien contado que me sentí alli
ResponderEliminarbesos
Estuviste de 10 tana!!!!!!!!
ResponderEliminarVAMOS TODAVÍA
que lindooooo!
ResponderEliminarte envidio Tani! gracias por el relato!
Muy bueno flaquita.
ResponderEliminarno te conozco, de casualidad entro en tu blog, pero estuve ayer enel luna, la verdad que aguantar a 5 monos que de organizacion saben poco.... tenes que tener unos ovarios¡¡¡¡¡ te felicito. desde ESPACIO MERCEDES
ResponderEliminarHermoso.
ResponderEliminarde a poco está subiendo el video al blog (hoy tengo a la interné lentísima): mañana ya podrá verse en un auténtico baño popular!
ResponderEliminarcongratuleiyons!!!
Felicitada por todo.
ResponderEliminarAca no lo televisaron (flojo canal 7 que no paso ni un ratito!), y TN ni siquiera se dio por enterado!.
Vamos a pasarles por arriba!!!!!!
Saludos!
Para escribir así, hay que sentir lo popular.gracias por dar tanto cariño. nelson
ResponderEliminarExcelente y felicitaciones Tani!
ResponderEliminarMaravillosa crónica, Tana. Vendés que sos una adicta a la adrenalina con esta gran frase: "Y volvés a repetirte que el día que no te tiemblen las patas te vas a dedicar al ikebana". Cómo no entenderte.
ResponderEliminarUn beso
Ups...che, gracias a todos en general, y en particular a Ricardo que es un dulzor, y a los muchachos del Otro Campo que están mandándose la partriada de subir todo al iútub (che, no sean desgraciados, censuren las tomas que no me favorecennnnn). Debo decir, además (y pedir disculpas porque olvidé relatarlo en la crónica) que cuando todo terminaba, siento que desde la tribuna me gritan ¡Tanaaa! y eran los muchachos del Otro Campo con su camarita y la verdá me pusieron re contenta, la comunidad bloguera presente, qué joder.
ResponderEliminarEspacio Mercedes: más que ovarios hay que hacer gala de una paciencia oriental, que por supuesto no tengo!! jaja
Che Andrés, si hay alguien acá que sabe qué tan adicta soy a estas cosas, sos vos (pa los que no saben, alguna vez he conducido algún acto del espacio en el que está Andrés)
Me causó cierta emoción leerte!
ResponderEliminarFelicitaciones por el relato!
Saludos
hola, me encanto el relato!!
ResponderEliminarsaludos
Gal
Estuve ahí, en el "sector VIP" sexta fila al medio, no sabía que eras vos. La verdad, impecable lo tuyo, el cara de nabo me dió un poco de gracia. Un gran acto, justo me senté al lado de Baradel y me gané un saludito y una sonrisa de Nestor, entre eso y lo tuyo, una de las mejores noches que tuve. Solo la supera el beso y el "gracias" que me regaló Cristina una tardecita en el polideportivo Perón de Villa Adelina. Un Lujo. Besos. Cecilia.
ResponderEliminarExcelente relato, Tana! Sos una escritora de primera. Lográs que toda tu pasión se transmita idéntica. Maravilloso, nena!
ResponderEliminarViste, tarde, pero vine...
Un beso
Mario
Ceci!!! Me hubieses chiflado, te mandaba saludito!!!
ResponderEliminarMario... que te viá decir, sotreta...
Lo estuve leyendo...es muy hermossssssssso...debe ser una sensación sin igual...pensar, que a veces estamos ahi abajo, delirando como locos...te envidio profunda pero limpiamente...
ResponderEliminarLa puta ,soy un chambon ,te busque y no te encontraba ,tenia que ser el marciano!!!el que me avive con este pedazo de post ,escrito con las tripas ,emocionante tanita ,te mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGuille.
(te gusto la pizza)
Yo también estaba en el Luna, recien llegado de Tandil, medio pajuerano, me fuí para ahí. A las 6 y 30, entré primero en un ciber y ahí en alguna página anununciaban que Néstor se apersonaba en el Luna. Un amigo de adentro me dijo por mesajito de texto que estaba todo lleno y no podría entrar. Pero entré. Y me llamó la atención la presentadora.
ResponderEliminarAhí la asocié con la Tani.
(Había leido el perfil)
Muy bueno lo profesional y la fuerza.
Saludos.
Gulle!!! La pizza estuvo güeniiiiíssssima, no sé en qué blog te lo dije!!
ResponderEliminarSentis, tandilero!!! Te enteraste de que llegaba Néstor antes que yo, lpqlp!!! Gracias por tu concecccccc-to!!
hermoso texto
ResponderEliminarcomo estamos los blogueros che
vos en el luna, marce de nada-es-casual acreditado ayer al acto, lo de gerardo en am america, cristina hablando sobre el video que subio banya08 y seguimos
LA PATRIA BLOGUERA AL PODER, POLY!!! JAJAJA
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