El pibe sale de la plaza y la muchedumbre que lo acuna, como un amanecer de la memoria. Sube al escenario despacio, casi deslizándose. Habla, se emociona, agradece, se compromete. Un grito, el de siempre: treinta mil compañeros detenidos desaparecidos. El pibe responde, presentes. Lo hace a voz en cuello y alza su mano. Los dedos en V. Y en ese solo gesto se concentra la Historia. Se resume el tiempo. Se resignifica el cansancio de todos los pies.
El pibe sabe ahora que anduvimos buscándolo. El pibe es Martín Amarilla, el último de los nietos que arrancamos de la garra de sus apropiadores para devolverlo ahí, adonde pertenece, a la plaza, a las madres, a las abuelas, a los compañeros. Hace el gesto que tantas veces hicieron sus padres, el gesto que les costó la vida a tantos, tantos. Y sus padres están tan presentes en ese grito, en ese pibe, en ese gesto.
Ese solo instante, de pronto, da sentido a todo. Al dolor de tobillos, el calor, la transpiración, la garganta y su esfuerzo, las puteadas, la pesadez de las piernas, los brazos ardidos. A tantas y tantas marchas. Miro al pibe Amarilla, los dedos en V, y el estómago se arremolina una vez más, porque ahí está, como una primavera tardía, floreciendo la identidad.
Una sabe que es bien poco lo que hace. Apenas prestar la voz y el alma para que hablen treinta mil. Pavada de cosa. Nunca me van a dar un Martín Fierro por eso. El premio, el único, verdadero, profundo premio es ver al pibe Amarilla ahí, los dedos en V. Y saber que vencimos una vez más. Otra batalla, otra conquista, otro corte de manga al oprobio.
El pibe Amarilla baja del escenario y se hunde en la plaza, en la muchedumbre que lo acuna. Ahora él también empieza a buscar.
E l premio es que usted compañera forma parte de la belleza de esa Plaza
ResponderEliminarUna abrazo Tana!
ResponderEliminarEstaba en la plaza a unos pasos tuyos y lo que relatás es lo que yo estaba viendo. Después hicimos algún comentario y las palabras se quedaban a medias. Lo vimos, en una plaza más, pero la vida quiso que pudieramos verlo. No se de consignas porque de tanto repetirlas a uno se le olvida el peso de cada sílaba, como vivir sin darse cuenta a cada momento que se está vivo. Te cae la ficha cuando tenés treinta mil en todos lados que te dicen que no hay que acostumbrarse, que cada cosa cuesta y costó, que valió la pena porque el pibe saluda con la V. Seguimos buscando, aunque no hagamos gran cosa cada uno. Entre todos hemos hecho cosas hermosas. Gracias por este relato.
ResponderEliminarYa lo creo Tani, ese solo gesto de un Martín Amarilla vale más que cien martin fierro.
ResponderEliminarSobre todo en estos momentos en que todo este proyecto está tan amenazado.
¡¡hay que sumar!! y estar atentos
saludos
Tana: la rompiste otra vez. Gracias
ResponderEliminarQue lastima, que tengamos la deshonra..., se que seas "tana" ! Porque nosotros, los verdaderos tanos, no compartimos ni un poco, la montaña de sandeces que decis !
ResponderEliminarEn primer lugar, como tanos, gracias a Dios, hace mas de 60 años, nos sacamos de encima, la enorme farsa, que un despota, demagogo y totalmente loco "mussolini", como "peron-eva", nos llevase a una guerra !
Uds., locos peronistas..., sin cerebro..., continuan en esta enorme estupidez !
En segundo lugar, esos pibes, al sacarlos de donde fueron criados y devolverlos..., les cuentan, que gracias a la enorme estupidez de sus padres..., estan, donde estan ?
En tercero lugar: cuando será el feliz dia (para Uds.), que saquen la cabeza del barro peronista, donde están y puedan mirar la luz del sol...? Del sol de los valores fundamentales, que hacen andar a años luz de Uds., los demas paises del primer mundo; que se mueren de risa, de las payasadas de Uds. ?
Mirá, Anónimo. Sos tan, pero tan pelotudito, que me voy a dar el gusto de dejarte pasar este comentario para que tooooooodo el mundo vea lo pelotudito que sos. Ah, y por respeto, por favor, hacete un cursito de gramática así podemos entender al menos una de la sarta de pelotudecitas que decís. Hacete hervir y tomate el caldo, chabón.
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