Volvió la gorda. Yo no tengo cable y a la hora de almorfando con la arpía estoy en el laburo, así que me enteré a la noche, viendo 678 y Duro de domar. A veces pienso que no debería cenar mientras miro 678 porque me puede pasar como anoche, que se me enredó toda la comida en el estógamo. Porque digamos que ver un compiladito con las frases de Biblita así, todas juntitas, es, cuanti menos indigesto.
No voy a referirme a la cuantiosa sarta de pelotudeces que la doctora sin tesis desparramó a diestra y siniestra (sobre todo siniestra), porque ya lo hicieron espéndidamente Sentis, Unfor, y Pato, calculo que entre otros. Yo me fijé en otra cosa, que capazmente ya vieron muchos, pero hoy se me ocurrió escribirlo.
Vieron que Biblita habla. Y a veces le preguntan cosas y todo. Si no no importa, ella habla igual.
Bue. El asunto es que cuando a veces le preguntan (fíjense el video de ayer con la arpía, es perfectamente comprobable mi teoría) ella se queda así, como colgada. Hace un silencio profundo y pierde la mirada allá en lontananza, como quien tiene una verdad profundísima en el alma y está preparando el terreno para iluminar con su pensamiento preclaro el pequeño entendimiento de quienes tienen la desgracia de tener que escucharla.
Ese gesto, típico del mediocre jugador de ajedrez que se queda cinco, diez minutos mirando el tablero para simular que está pensando y terminar moviendo la pieza que anticipa su propio desastre. Ese gesto de Biblita, como que está pensando, como que ella tiene la posta posta y no sabe si debe decírtela, como que está buscando las palabras exactas para ser unívoca, como que está por recibir un mensaje del más allá, una revelación divina, un algo...
Ese gesto denota, en realidad, que no le está llegando agua al tanque. Ya casi casi estoy por pensar que padece de idiocia
Tilo, 70 años.
ResponderEliminarSoy fana de muchos blogs con esta línea de pensamiento, entre ellos el tuyo.
Anoche, como casi todos los días, cené mirando 6,7,8, programa que trato de no perderme.
El bloque en el cual apareció Biblita me dió verguenza ajena.
¿Es posible que alguien que tuvo un importante predicamento entre la opinión pública, pueda caer en un desprestigio tan atroz?
Dejá nomás. Cada uno de los representantes de la indigna derecha gorilófila, a su manera, va cavándose su propia fosa.
Lo más triste es que ni siquiera merecerán que encima coloquemos una cruz.