El relato bíblico es archiconocido: hebreos contra filisteos, estos últimos quieren dirimir el entuerto desafiando a los primeros a que derroten en combate uno a uno a su héroe: Goliat, un urso de vaya a saber cuántos metros, fiero como yo cuando me levanto con resaca y malo como la peste. Se presenta un tal David, un alfeñique de 44 kilos –sin el photoshop de Miguel Ángel-, que es de los buenos, con sus rulitos y su buena onda (y su buena honda). Con este simpático adminículo el Davidcito le encaja un certero piedrazo entre ceja y ceja al urso filisteo. Ganan los buenos, David más tarde es rey, comen perdices, fin.
La tortilla se volvió, en este caso David se hizo palestino, tira unos cuetes para el lado de Goliat, que le ocupa el territorio desde hace 40 años, y Goliat, que cuenta con uno de los ejércitos más poderosos de la tierra, le bombardea escuelas, casas, ambulancias.
Los amigos de Goliat le piden tibiamente que cese el fuego. Goliat dice ¡Minga! Pero como es buenito silencia sus tanques durante tres horas para dar paso a la ayuda humanitaria. Los niños de David, agradecidos: ahora pueden soñar con tres horas más de vida.
En la mesa grande de las naciones, no terminan de ponerse de acuerdo. No pueden emitir un puto comunicado de condena al ataque de Goliat, porque no encuentran las palabras adecuadas. No saben cómo nombrar. Desde este rincón de Latinoamérica les tiramos una sugerencia: MASACRE. Es la palabra que en castellano define a la matanza de personas indefensas producida por ataque armado. Pero los amigos de Goliat, que se sientan en la cabecera de la mesa, se hacen olímpicamente los boludos con esta palabra, básicamente porque también define algunas de las tropelías que se mandan en oscuros parajes del mundo, de un oscuro tirando a petróleo. Pero de qué me quejo: al menos pidieron una investigación “independiente” sobre el ataque a las escuelas.
Las voces duras provienen del patio trasero que no quiere ser patio, y mucho menos trasero. El muchacho Lula le dio con un palo al amigo más grandote de Goliat, que tiene poder de veto en la mesa de las naciones. Nuestro gobierno emitió un comunicado de condena –vía cancillería- a la incursión terrestre de Goliat en la casita de David, y el uso desproporcionado de su fuerza. El morocho caribeño fue un poquito más allá y echó al embajador de Goliat en su país. Pero ya sabemos cómo es el morocho caribeño…
En fin… habrá que reclamarle al cura, o al rabino, o a quien fuere. Este David no le está por ganar a Goliat, porque Goliat tiene pocos pero poderosos amigos. Así que métanse la historia en el orto.
Tana 07/01/09
La tortilla se volvió, en este caso David se hizo palestino, tira unos cuetes para el lado de Goliat, que le ocupa el territorio desde hace 40 años, y Goliat, que cuenta con uno de los ejércitos más poderosos de la tierra, le bombardea escuelas, casas, ambulancias.
Los amigos de Goliat le piden tibiamente que cese el fuego. Goliat dice ¡Minga! Pero como es buenito silencia sus tanques durante tres horas para dar paso a la ayuda humanitaria. Los niños de David, agradecidos: ahora pueden soñar con tres horas más de vida.
En la mesa grande de las naciones, no terminan de ponerse de acuerdo. No pueden emitir un puto comunicado de condena al ataque de Goliat, porque no encuentran las palabras adecuadas. No saben cómo nombrar. Desde este rincón de Latinoamérica les tiramos una sugerencia: MASACRE. Es la palabra que en castellano define a la matanza de personas indefensas producida por ataque armado. Pero los amigos de Goliat, que se sientan en la cabecera de la mesa, se hacen olímpicamente los boludos con esta palabra, básicamente porque también define algunas de las tropelías que se mandan en oscuros parajes del mundo, de un oscuro tirando a petróleo. Pero de qué me quejo: al menos pidieron una investigación “independiente” sobre el ataque a las escuelas.
Las voces duras provienen del patio trasero que no quiere ser patio, y mucho menos trasero. El muchacho Lula le dio con un palo al amigo más grandote de Goliat, que tiene poder de veto en la mesa de las naciones. Nuestro gobierno emitió un comunicado de condena –vía cancillería- a la incursión terrestre de Goliat en la casita de David, y el uso desproporcionado de su fuerza. El morocho caribeño fue un poquito más allá y echó al embajador de Goliat en su país. Pero ya sabemos cómo es el morocho caribeño…
En fin… habrá que reclamarle al cura, o al rabino, o a quien fuere. Este David no le está por ganar a Goliat, porque Goliat tiene pocos pero poderosos amigos. Así que métanse la historia en el orto.
Tana 07/01/09
excelente.
ResponderEliminarEl término masacre no es el más adecuado. Según el DRAE se trata de la "matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida". Me gusta más el término genocidio, visto la sistematicidad de la perpetua masacre desde hace al menos 60 años_ "exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad".
ResponderEliminarNo sé cómo es el morocho caribeño y hay demasiadas cosas de él que no me gustan, pero se ha posicionado como uno de los cuatro (¡sólo cuatro!) gobiernos a nivel mundial que rompieron relaciones diplomáticas con el Estado sionista y genocida (Qatar, Mauritania, Bolivia y Venezuela). En cambio, lo del gobierno argentino da vergüenza. Primero, lo del uso "desproporcionado de la fuerza" es una crítica plenamente pro-sionista: el Estado de Israel espera que se le diga la "desproporción", es la parte necesaria del juego; responderá que desde 1948 cayeron millones de cohetes sobre civiles, etc. Puro folklore.
Nuestro gobierno nacional promulgó en medio del genocidio la Ley 26.437 que cierra una serie de convenios secretos de cooperación industrial- militar con el sionismo asesino. Y para que no se me tilde de oportunista pro- ruralista oligárquico, nótese que lo firma Cobos, en ejercicio durante gira o vacaciones de Fernández. Su voto "sí fue positivo" cuando se trató de apoyar la colaboración y financiación del sionismo en medio del genocidio en Gaza, pero Fernández no dio ninguna marcha atrás. El convenio aparece fogoneado por Ruth Ladenheim, viceministra de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, amiga íntima del sionismo y con claro respaldo presidencial.
Ser furibunda operadora kirchnerista y combatir el genocidio palestino es muy difícil: hay que elegir bando en lugar de repetir lo admisible, esperable, inoportuno y cómplice con el imperialismo mundial.
Y me resulta terrible su derrotismo acerca de que "este David no le está por ganar a Goliat". ¿Quién sale más fuerte tras la guerra en curso lanzada por el Estado de Israel? ¿El sionismo asesino que resignó la ofensiva terrestre sin alcanzar sus objetivos? ¿O la resistencia palestina que demostró la irrenunciable lucha del invadido? ¿O su vía para enfrentar a Goliat se reduce a la defensa del kirchnerismo pro-sionista y sus consules (Héctor Timerman es uno, pero no el único) de turno?