EL POROTO MALDITO

Una ya le tuvo desconfianza desde el principio. No me vengan con que ese liquidito asquerosiento reemplaza a la leche, por más salada que esté la pobre vaca. No me vengan que esa pasta infame por más que la aplastes se gual que una buena milanga de cuadril. Ni se les ocurra que ese pastito pedorro y blanquecino me puede alegrar el costado de la tira de asado como una buena mixta, o una ensalada de rúcula y parmesano (me puse gurmet, me puse). Vamos, con ese poroto maldito alementan a los chanchos chinos, ¡y acá todavía hay gente que cree que con eso puede adelgazar!

Más allá de todas estas cuestiones culinarias, está la desertificación, el cambio climático (¿se quejan de la sequía? ¡dejen de provocarla!), las pobres abejas de la pampa húmeda que no tienen de dónde carajo sacar néctar para hacer la miel, la pauperización de la peonada campesina que se quedó sin trabajo, y muchos etcéteras.

Hay gente que tiene mucho más claro el tema. Como el compañero Riqui, de Prefiero a las personas, que se despacha larga y lúcidamente sobre esta y otras cuestiones. Déanse una güeltita por ahí.