Hay días en que un hombro es tan necesario… El hombro compañero que sostenga, que comparta, que entienda, que se banque la mojadura de las lágrimas. El hombro querido que se torna refugio secreto donde anclar la desgana, la languidez, la tristeza, la desolación.
Un lunes lluvioso generalmente necesita un hombro. Sobre todo el lunes después de la derrota. Cuando todo el peso de la oportunidad desperdiciada corre el riesgo de atentar contra el sueño de una Patria. Cuando las miradas socarronas que llegan desde la tele te cierran la garganta y se ahoga el grito. Cuando te querés cagar a puteadas con todos esos idiotas que festejan, sin darse cuenta de lo que viene. Y cuando querés pasar a degüello a los que festejan justamente porque saben lo que viene.
Para resistir, para que pase el día atroz, es necesario el hombro. Porque el día no es menos atroz por eso, pero al menos hay dos desolaciones, que siempre son más revolucionarias que una. Porque están indignadas por la injusticia, por ver como un pueblo se suicida, por el cansancio que en el día atroz parece al pedo. Y de ahí siempre sale algo.
Pero hay días en que el hombro es absolutamente indispensable. Es al día siguiente. Cuando la tristeza se transforma en odio, y la desolación en acción. Cuando hay que secarse los mocos y arremangarse, hacer de tripas corazón y volver a la carga. A combatir alegremente por la Patria, porque – como dije ayer- los compañeros no sabemos hacer otra cosa. No podemos quedarnos en el revés. De tozudos nomás. O de justicieros. O de resentidos. O de ilusos. O de calentones. O porque no podríamos dejar tranquilamente que la Patria se vaya a la mierda sin hacer algo por evitarlo. Aunque a veces parezca que todo esfuerzo es inútil, que no se entiende, que los burgueses asustados pueden más. Qué importa. Ahí vamos nosotros, “soldados derrotados de un ejército invencible”. Hombro con hombro, facón entre los dientes, Evita en el corazón, la Patria en todo el cuerpo.
Un lunes lluvioso generalmente necesita un hombro. Sobre todo el lunes después de la derrota. Cuando todo el peso de la oportunidad desperdiciada corre el riesgo de atentar contra el sueño de una Patria. Cuando las miradas socarronas que llegan desde la tele te cierran la garganta y se ahoga el grito. Cuando te querés cagar a puteadas con todos esos idiotas que festejan, sin darse cuenta de lo que viene. Y cuando querés pasar a degüello a los que festejan justamente porque saben lo que viene.
Para resistir, para que pase el día atroz, es necesario el hombro. Porque el día no es menos atroz por eso, pero al menos hay dos desolaciones, que siempre son más revolucionarias que una. Porque están indignadas por la injusticia, por ver como un pueblo se suicida, por el cansancio que en el día atroz parece al pedo. Y de ahí siempre sale algo.
Pero hay días en que el hombro es absolutamente indispensable. Es al día siguiente. Cuando la tristeza se transforma en odio, y la desolación en acción. Cuando hay que secarse los mocos y arremangarse, hacer de tripas corazón y volver a la carga. A combatir alegremente por la Patria, porque – como dije ayer- los compañeros no sabemos hacer otra cosa. No podemos quedarnos en el revés. De tozudos nomás. O de justicieros. O de resentidos. O de ilusos. O de calentones. O porque no podríamos dejar tranquilamente que la Patria se vaya a la mierda sin hacer algo por evitarlo. Aunque a veces parezca que todo esfuerzo es inútil, que no se entiende, que los burgueses asustados pueden más. Qué importa. Ahí vamos nosotros, “soldados derrotados de un ejército invencible”. Hombro con hombro, facón entre los dientes, Evita en el corazón, la Patria en todo el cuerpo.
Lo mejor que puede pasarnos es que el hombro compañero que bancó el lunes, esté junto al nuestro en la pelea el martes.
Que lindo TANI compañera!!! muy sentido, muy humano y femenino, tus posteos siempre son así. Saludos compañeraza !!!!
ResponderEliminarMuy bueno compañero. Muy bueno.
ResponderEliminarYa de a poco vamos recuperándonos y haciendo la catarsis y la reflexión necesaria, para ponernos otra vez a caminar y luchar.
Un abrazo desde La Pampa.
Muy lindo che.
ResponderEliminarUn abrazo mas K que nunca.
tal cual... el grito ahogado de impotencia, la amragura sin fin por el manejo de los medios que se transforma en una bronca que casi raya en violencia cuando los veop reir (socarronamente es poco) a toda esa lacra unida....
ResponderEliminarescuchar a cristina el día después tranquiliza y templa un poco el espíritu
VAMOS COMPAÑEROS, TODO MAIPU TUVO SU CANCHA RAYADA.......
ResponderEliminartani:
ResponderEliminarEso es lo bueno del peronismo, siempre hay un hombro compañero.
Evita decia de los enemigos del pueblo:"las sombras no pueden mirarse en el espejo del sol",
Imaginatelos no tienen hombros,son sombras, que dificil será para ellos su proxima derrota.
Abrazo amigo, peronista y militante
el caniche Chino
Publicá lo que se te cante, Tanita, para eso el blog es tuyo, propiedad privada le dicen (aunque es una ilusión, porque es de Bill Gates). Una de tres: o sos boluda e incapaz de leer la política nacional y el resultado electoral (no creo) o tenés un muy serio problema mental (no creo) o debés mucho al kirchnerismo y lo pagás en cuotas literario- emotivas.
ResponderEliminarAntes de K (2001, 2002) parecías estar medio en la lona y con K parece que te volviste a parar. Me alegro de que tengas laburo pero el resto huele a pura bosta.
Mirá Colo: como ves, te lo publico porque se me canta, y porque me das penita. En un rato te contesto porque ahora tengo cosas que hacer.
ResponderEliminarMe encanta leer tus posts, escritos tan desde lo sensible....
ResponderEliminarHoy llegue de casualidad a un "articulo" que destila un odio tan grande en contra de nuestra presidenta que me descompuso. No se si lo leiste, pero es justo en las antipodas, escrito desde el odio mas enorme:
http://www.cronista.com/notas/194640-la-lideresa-exasperante-(un-acto-verbal-justicia)
Creo que ese tipo nos agravia a todas!!
Lamento postear esto aqui, en el remanso, pero creo que no se puede dejar pasar...
Un abrazo
Daniela